30 dic 2018

3.- LO HICISTE EN FAMILIA, SEÑOR



3.- LO HICISTE EN FAMILIA, SEÑOR
Por Navidad,  Señor, por Navidad
quisiste  aparecer en el seno de un hogar.
Como  distintivo, no la cantidad, sino la unión
Como  riqueza, no el dinero, y sí el ejemplo de José y de María
Tu  felicidad, Señor, no vino reflejada por la apariencia,
el oro, las  perlas o la plata: fue el amor de tu familia nazarena.
En ella, en  fracaso aparente y desprovisto de todo,
apareciste  ante la gran indiferencia del pueblo
En ella, en  las horas de fracaso y soledad
encontraste  el amor sin tregua ni farsa.
En ella, en  tus triunfos mesiánicos, 
supiste ser  ovacionado desde el silencio y la sencillez.

¡LO HICISTE EN FAMILIA, SEÑOR!
¿De dónde  aprendiste el nombre de “Abba” “Padre”?
¿Quién te  enseñó a distinguir entre el bien y el mal?
¿En quienes  descubriste el don de la fe y el valor de la entrega?
¡En la  familia, Señor! 
¿No  aprendiste todo ello en tu familia nazarena?
Hoy, en el  colmado corazón de la Navidad,
nuestros  ojos contemplan, el “tres en uno”,
Sí, Señor,  tres personas unidas por un mismo amor
Tres  personas teñidas con el color de la pobreza
Tres  personas agasajadas por los que no tienen riqueza alguna
Tres personas  que, bajo el umbral del portal,
siguen  siendo referencia y ejemplo de santidad y de fe.
Naciste,  Señor, y lo hiciste en una familia;
pobre, pero  amorosa y rendida a tu causa
Sencilla,  pero repleta de lo más importante: DIOS
Temerosa,  pero valiente en sus decisiones y riesgos
Indiferente  para muchos, pero única ante los ojos del Señor
¡EN FAMILIA, SEÑOR! ¡QUISISTE NACER EN UNA FAMILIA!

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