17 ago 2019

Santo Evangelio 17 de agosto 2019



Lectura del santo evangelio según san Mateo (19,13-15):

En aquel tiempo, le acercaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos los regañaban. Jesús dijo: «Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos.» Les impuso las manos y se marchó de allí.

Matrimonio: ¡el amor es fecundo!

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) 
(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy, Cristo nos arranca una sonrisa cuando le vemos contravenir a los discípulos por alejarle los niños. Pero hoy también Dios nos tiene que decir: "Dejad que los niños vengan". En ningún lugar de la "Biblia" encontraremos la menor concesión para la "anti-natalidad". No existen amores replegados; el amor es expansivo porque la fecundidad es el camino natural para transmitir la alegría del "amar y saberse amado".

En la sexualidad la persona humana está conducida al Creador en su máxima cercanía, en su suprema responsabilidad. Cada individuo es una criatura de Dios, y al mismo tiempo un hijo de sus padres: hay una interrelación entre la creación divina y la fertilidad humana. La sexualidad es algo poderoso, y eso se ve en que pone en juego la responsabilidad por un nuevo ser humano que nos pertenece y no nos pertenece, que procede de nosotros y, a la vez, no viene de nosotros. 

—Señor, aumenta nuestro amor a los hijos: ¡el mundo ganará mucho!

La reconciliación

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La reconciliación

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.



Yo quisiera invitarlo a practicar lo más que pueda el principio de la reconciliación. He aquí algunos consejos: 

1.- Mantenga el corazón lleno de amor. Se lo digo también con todo el corazón. El fundamento de toda relación es el amor. Pídale mucho a Dios que le conceda la gracia del don del amor. Viva profundamente enraizado en el amor y su vida será realmente maravillosa. Si usted mantiene su corazón lleno del amor de Dios, podrá tener el impulso doble para una rápida reconciliación con su prójimo. 

2.- Tenga una visión muy positiva de los demás para que cuando venga la discusión, esto no le impida seguir viendo a la otra persona con todo lo bueno que tiene. 

3.- Trate siempre de aceptar a las personas como son y aunque no esté de acuerdo, acéptelas con sus debilidades. Mírelas en un proceso de cambio y superación. Esto le ayudará a comprenderlas cuando cometan imprudencia o mal trato con usted y podrá seguir queriéndolas. Esto es fundamental. Y no es estar de acuerdo con el pecado, sino con la persona. Acéptela y ayúdela a cambiar en la medida de sus posibilidades. 

4.- Cultive una fortaleza interior tan grande que le permita ser capaz de resistir y seguir adelante aun con ofensas y maltratos y para eso evite la hipersensibilidad, que es una enfermedad del alma. Sea fuerte. Pídale a Dios el don de la fortaleza para poder asimilar el golpe y provocar la reconciliación. 

5.- Sepa ceder reconociendo que no siempre tiene usted la razón y que también la razón la tienen los demás. Y aunque no la tuvieran, ceda un poco y comprenda que el solo hecho de ser personas merece de nosotros respeto. No se altere demasiado por cosas sin importancia. Respete la opinión del otro. 

6.- Cuando a usted lo critiquen, tenga la madurez suficiente para reconocer que si la crítica ha sido verdadera, usted tiene que cambiar. Reflexione y detecte en usted fallos, defectos y errores en vez de enojarse. Destierre el orgullo y la soberbia y esto lo ayudará a estar siempre reconciliándose con su prójimo. Cuando la crítica sea totalmente falsa, pues también habrá que aclarar, pero siempre buscando la reconciliación con los demás. 

7.- Evite el resentimiento. Que no le sorprenda la caída del sol con su enojo. Perdone y olvide. Esto lo va a llevar a usted a la reconciliación. 

8.- Cuando ha habido problemas, no esté comentando con otras personas el incidente, pues esto es echar más leña al fuego. Busque a la persona con quien tuvo el problema y entable un diálogo sincero. 

9.- Ore mucho por esa persona que tiene problemas con usted. Bendígala, láncele unas flechas de amor profundo. Esto le ablandará el corazón.

10.- Pida mucha ayuda a Dios para que le ayude a buscar la reconciliación y no se olvide que con Dios todo es posible, porque ¡CON ÉL, USTED ES INVENCIBLE! 



16 ago 2019

Santo Evangelio 16 de agosto 2019


Lectura del santo evangelio según san Mateo (19,3-12):

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?» Él les respondió: «¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne"? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.» Ellos insistieron: «¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse?» Él les contestó: «Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Ahora os digo yo que, si uno se divorcia de su mujer –no hablo de impureza– y se casa con otra, comete adulterio.» Los discípulos le replicaron: «Si ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse.»Pero él les dijo: «No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el reino de los cielos. El que pueda con esto, que lo haga.»

Palabra del Señor


Sexualidad y matrimonio: ¡son algo sagrado!

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) 
(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy, con el Evangelio, contemplamos la sexualidad como una realidad central de la creación. La diversidad sexual y el matrimonio (donde los esposos se regalan mutuamente su distinción sexuada) son algo sagrado. No es casual que: 1. Dios cambie su lenguaje ("habla" en primera persona del plural) cuando se dispone a crear al hombre ("Hagamos al hombre semejante a nosotros"); 2. Cristo dignifique el matrimonio con la categoría de sacramento y asista a una boda al comienzo de su ministerio.

La Palabra de Dios respalda esta tradición de la Iglesia. En el "Génesis" leemos, además, que Dios nos creó a su imagen, haciéndonos "varón" y "mujer". Cuando dos personas se entregan mutuamente y, juntas, dan vida a los hijos, también lo sagrado queda afectado: cada persona alberga el misterio divino. Así, la convivencia de hombre y mujer también se adentra en lo religioso, en lo sagrado, en la responsabilidad ante Dios.

—Dios-Creador: tú eres el "nosotros divino" que inspira y guía el "nosotros humano" (matrimonio).

La Oración en Familia

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La Oración en Familia

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.



En muchas casas no se ora, porque no conocen las técnicas de cómo orar en familia. Cada mañana, al levantarse consagre su vida a Dios. Que sus primeros pensamientos y palabras sean para el Señor. Así usted marcará el tono mental del día. Sintonice algún programa religioso en las emisoras y mientras está aseándose o preparando los alimentos, o revisando sus estudios escuche alguna música religiosa. Cante algo religioso que lo programe a preparar su mente durante el Día. Vaya a desayunar con su familia. ¡Que linda esta primera reunión en familia! Levántense un poco más temprano para que estén tranquilos, serenos y no estén en carreras para llegar a tiempo a su lugar de trabajo. 
Tengan tiempo para orar en el desayuno. Esta oración la puede hacer cualquier miembro de la familia. Hagan un breve silencio, bajen sus cabezas y cada uno ore personalmente al Señor. Den gracias a Dios por el alimento y pidan bendiciones para el día. Controle el mal humor que comúnmente invade a las personas antes de dar comienzo a la tarea diaria. Si almuerzan juntos hagan lo mismo, y si no donde sea que usted esté dé gracias a Dios por el alimento y pida por todos procurando una comunicación espiritual y profunda con los demás miembros de su familia. 

A la hora de la cena es recomendable que estén juntos. Es un lindo momento para compartir el pan y las experiencias del día. Ore uno en nombre de todos dando gracias por los alimentos. No permita que en la cena tengan lugar discusiones, preocupaciones, ni problemas. Terminada la cena se puede leer un pasaje de la Biblia. Oren juntos diez a quince minutos. También pueden rezar el Rosario o alguna de sus oraciones favoritas. Así la familia cenó junta y oró junta. 

Procuren ir todos los domingos juntos a la Eucaristía. ¡Qué lindo es ver a toda la familia en la misma banca orando! Les aconsejo que tengan su Biblia. Apréndanse algunos versículos y de noche, antes de acostarse, haga un examen de conciencia, pídale perdón al Señor si en algo le falló y de gracias por el día. Dicen los psicólogos que estos cinco minutos antes de acostarse influyen en el sueño. Si usted se acuesta pensando en Dios, su sueño será más agradable. No olvide lo que dice el Salmista: "Si Dios no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen". Ponga a Dios en primer lugar. Aprenda a orar en familia y no se olvide, ¡Con Dios usted es INVENCIBLE!

                       

15 ago 2019

Santo Evangelio 15 de agosto 2019



Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,39-56):

En aquellos días, Maria se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de Maria, saltó la criatura en su vientre.Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.» 

María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia –como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» 

María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Palabra del Señor

El Cielo tiene un corazón (Asunción de María)

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) 
(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy se cumplen, de nuevo, las palabras proféticas (e inspiradas) de Santa María: es bendita entre las mujeres. Ella, por el poder del Espíritu Santo, fue llevada con su humanidad concreta al lado del Hijo en la gloria de Dios Padre.

En Dios hay lugar también para el cuerpo. Para nosotros el cielo ya no es una esfera lejana y desconocida. Ahí tenemos una madre: la misma Madre del Hijo de Dios. El cielo está abierto, el cielo tiene un corazón. María, en Dios, es reina del cielo y de la tierra. Precisamente porque está "en" y "con" Dios, Ella está muy cerca de cada uno de nosotros. Cuando estaba en la tierra, podía estar cerca de tan sólo unos cuantos; ahora María participa de la proximidad de Dios con nosotros.

—Jesús, mi casa definitiva es el cielo. Desde allí, María nos anima con su ejemplo a acoger la voluntad del Padre y a no dejarnos seducir por la fascinación engañosa de lo pasajero.

La Oración

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La Oración

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.


Hoy queremos enseñarle a cultivar el hábito de la oración. No se trata de convertirlo en un fanático, sino en una persona equilibrada, que vive en armonía con todas las facetas de su ser y que sabe desarrollar todo para ser una persona completa.

La oración es el gran medio del encuentro con Dios y también un medio de recuperación emocional y mental que tiene usted siempre. Queremos que viva más intensamente la oración, como nos lo enseña Jesús en el Evangelio. Para eso, siga las siguientes normas:

1.- Acostúmbrese a aislarse durante diez o quince minutos diariamente.

2.- Relaje su cuerpo, su mente y su espíritu. El cuerpo es la parte material suya, la mente es el medio a través del cual usted piensa y analiza y el espíritu, el medio por el cual usted se comunica con Dios.

3.- Vacíe su mente de todo lo que le preocupa, no piense en sus problemas. Imagínese que usted está en un lugar apacible y repítase en ese momento las palabras: paz, paz, paz; me siento en paz; cada vez me siento más en paz. Usted se irá sintiendo en calma e irá relajando todo su cuerpo. Para relajar su cuerpo, acuéstese en el suelo y estire bien sus músculos. Respire hondo y relaje su cuerpo y su mente. Comience a transportar su espíritu al corazón de Dios. Piense en Jesús, siéntalo cerca de usted. Piense en Dios como su gran amigo, como un padre que lo recibe. Poco a poco su cuerpo, mente y espíritu en armonía total van profundizando dentro de su ser. Este ejercicio lo prepara para su encuentro con Dios y le ayuda a recuperar la paz que ha perdido durante el día.

4.- Comience un diálogo de amor con el Señor. Hágalo con sencillez, con naturalidad, contándole todo lo que pasa por su mente. No busque palabras solemnes, háblele en el lenguaje que usted usa diariamente. Dios lo comprende y a Él le encanta que le hable con el corazón. Le empezarán a suceder cosas increíbles y maravillosas. Dígale: ¡Oh Señor!, te entrego mi corazón; gracias por la vida, por tu amor, por tu perdón. Repítalas lentamente sintiéndose escuchado por Dios.

5.- Cuéntele sus preocupaciones; háblele como a un amigo y crea en verdad que Él está con usted oyéndolo, ayudándolo y llevando la carga con usted. Dios lo escucha y lo pacifica. Experimente todo esto, porque es verdad. Él es su socio, Él es su amigo y lo anima.

6.- Si usted quiere que Dios ayude a otras personas, ore con el convencimiento de que sus plegarias llegan en forma de bendición a ellas. Usted está siendo el puente por donde Dios derrama su amor y su protección. Convénzase y siéntase seguro de que hay una influencia positiva en esa persona si usted lo hace con una profunda fe. No permita la entrada de pensamientos y sentimientos negativos como el miedo, odio, rencor, frustración. Esto corta su comunicación con Dios.

7.- Ore también por las personas que no le simpatizan. Ore por las que le han tratado mal. Será de gran beneficio para todos y para usted, porque le ayudará a eliminar el rencor y el resentimiento. Rece por el mundo y el ambiente de pecado.

Escuche a Dios y acepte de buen grado su voluntad. Es indispensable que crea que sus plegarias tienen respuesta. Dice Jesús: "Todo cuanto orando pidieran, crean que lo recibirán y así se les dará". En la medida que ore, experimentará el poder de Dios. Y no se olvide que con Dios, ¡USTED ES INVENCIBLE!



                       

¿Qué es la Familia?

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¿Qué es la Familia?

Parte II

La casa es el lugar para que usted y los suyos se sientan a gusto. Su casa debe ser un oasis de paz, un lugar muy especial, es suyo, es para usted, para sus hijos, su esposo, su esposa. Entonces, mantenga su casa lo mejor posible, y no me refiero a los floreros, cuadros, ni a la mesa, ni al sofá, ni a la alfombra dichosa, ni a las paredes donde en más de una ocasión los niños han sido maltratados y golpeados porque a sus tres años han escrito o han dibujado en las paredes. Benditas paredes en las que un niño puede pintar o dibujar, expresar libremente algo interno, que pinten en esas paredes, si la casa es para los niños, no para las visitas.

Haga que sus hijos valoren más la alegría, la esperanza, la sana convivencia, el amor familiar que el andar por la calle matándose, creyendo que por tener un carro son mejores y más valiosos que los compañeros. No le dé a los hijos todo lo que pidan. Que aprendan a vivir en austeridad, que valoren los principios fundamentales y que no se dejen arrastrar en la vida buscando cosas y creyendo que con la marca de esos tenis o de esos pantalones o camisas, van a ser mejores.

La marca auténtica es el sello del Espíritu Santo, que lo tienen aquellos que aceptan a Jesús como el Salvador y el Mesías. No la marca del carro ni de la ropa, esas son tonterías, motivados por empresas que por las ansias de tener más dinero, le hacen a usted decir que este año debe vestirse de esta manera y el otro año de otra manera. Ese es del daño que nos hace Satanás cuando caemos en la trampa del qué dirán. Yo visto como a mí me dé la gana mientras sea decentemente, porque lo importante no es el vestido exterior sino el vestido del Espíritu y estar vestido de la Gracia de Dios. Ese es el vestido importante. Vestido de "hombre nuevo", que vive en Gracia. Hay que ser libres como el viento. Sólo me importa lo que Dios dirá de mi, lo demás sólo son juicios temerarios.

Recuerde que su familia debe ser un oasis de paz, una escuela donde se formen sus hijos con auténticos valores, un centro de formación auténtico en donde se enseñe a amar, a reír, a cantar, a rezar, a servirnos unos a otros, a querernos. Una escuela en donde se forma uno en la verdad, en el corazón, que es lo que vale. La más grande herencia que usted le puede dejar a un hijo es una buena formación cristiana y humana. No importa el dinero, lo que importa es lo que usted hizo en los primeros seis, ocho, diez años de la vida de los hijos. Por eso es que el Dios Padre fue buscando por el mundo quién podría ser la mamá y el papá de su hijo y escogió a los mejores, los escogió a ustedes. Tenía todo el derecho. 

De igual manera Dios tenía el derecho de escoger para Su Hijo, la mejor mamá del mundo, y escogió a María Santísima, inmaculada, limpia, pura para que formara bien a Jesús. Dios es eternamente sabio, infinitamente sabio y escogió a María por sus virtudes, por la profundidad en su alma, por su dulzura en el corazón. Esa mujer le enseñó a Jesús a ser humanamente sensible ante el dolor, le enseñó a llorar, le enseñó a vibrar ante el sufrimiento cuando veía a un leproso, a una mujer pidiendo limosna, a amar humanamente, porque aunque era Hijo de Dios, Verbo encarnado, humanamente tenía que crecer y asimilar una formación. María le enseña a su Hijo a comer, a gatear, a caminar, a rezar, a leer la Palabra y por supuesto que a amar.

Hagamos una oración pidiéndole al Señor por nuestras familias:

Señor, te pedimos que bendigas nuestra familia. Que bendigas nuestra casa, nuestros seres queridos para que en nuestro hogar reine un ambiente de paz y respeto. Te pedimos que el Espíritu Santo llene los corazones de quienes convivimos en la casa; que toque a los que más problemas tienen y que los que más sufren encuentren alivio en su alma y en su cuerpo. Te pedimos también Señor, que nos llenes de tu presencia, en especial a aquellos seres queridos que viven en conflicto personal permanente y que muchas veces no quieren saber de Tí. Señor, te suplico que tomes posesión de mi casa y que seas Tú el único rey y dueño del ese hogar para que nuestra casa sea un lugar en donde podamos convivir en paz. Amén.  
                       

14 ago 2019

Santo Evangelio 14 de agosto 2019



Día litúrgico: Miércoles XIX del tiempo ordinario

Ver santoral 14 de Agosto: San Maximiliano Mª Kolbe, presbítero y mártir

Texto del Evangelio (Mt 18,15-20): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «(...) Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».


Quien cree nunca está solo (apertura al “nosotros” eclesial)

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos del Papa Francisco) 
(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy consideramos que la fe no es únicamente una opción individual, no es una relación exclusiva entre el “yo” del fiel y el “Tú” divino, entre un sujeto autónomo y Dios. Por su misma naturaleza, se abre al “nosotros”, se da siempre dentro de la comunión de la Iglesia. 

Esta apertura al “nosotros” eclesial refleja la apertura propia del amor de Dios, que no es sólo relación entre el Padre y el Hijo, entre el “yo” y el “tú”, sino que en el Espíritu, es también un “nosotros”, una comunión de personas. Quien cree nunca está solo, porque la fe tiende a difundirse, a compartir su alegría con otros. Quien recibe la fe descubre que las dimensiones de su “yo” se ensanchan, y entabla nuevas relaciones que enriquecen la vida. 

—El catecúmeno, tras el nacimiento nuevo por el bautismo, es recibido en la casa de la Madre para alzar las manos y rezar, junto a los hermanos, el Padrenuestro, como signo de su pertenencia a una nueva familia.

La Familia ... Parte I y II

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La Familia ... Parte I y II

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.



La familia, constituida por el Señor, proporciona el clima adecuado para su propio crecimiento personal; para el crecimiento de todos. La familia es el medio más adecuado para que tengamos más sosiego y más paz. Es el medio para la convivencia sana, para compartir generosamente, para el reencuentro con nosotros mismos, con nuestro propio origen, para adquirir parte de la visión de la realidad y del mundo. La familia nos humaniza y nos ayuda a llevar con más fuerza las cruces de la vida y es el medio adecuado para el encuentro con el Señor. Eso es la familia, según Dios.

Pero, según Satanás, la familia es un infierno y debe ser un infierno, con peleas y gritos, batallas cámpales diariamente, donde se vive una especie de frialdad espantosa y donde muchos creen que su casa es simplemente un hotel, donde se va a comer y a dormir. Eso es lo que quiere el diablo, porque el diablo quiere lo contrario a lo que Dios quiere. El diablo quiere usurpar el lugar de Dios y reinar en su casa convirtiéndola en un infierno.

Es doloroso ver la tremenda desintegración que hay en las familias y el dolor y la angustia que se vive en muchas casas. Cuánto llanto y lágrimas continuas de madres que sufren el abandono de los hijos, que lloran porque no hay un marido, cuántos niños se acuestan a dormir sin haber comido, desnutrición galopante y falta de centros escolares en nuestros campos y aldeas y aún en nuestras ciudades; angustia permanente en las casas donde ya no existe la esperanza. 

Y ahí está la viejecita, cada vez más arruinada mental y físicamente, cargando con los hijos de una hija, con los hijos de otro hijo que se fue. La clásica abuelita, muchas veces motivo de burla, pero la auténtica heroína que mantiene el fuego en el hogar y reparte amor a caudales. 

Eso pasa en muchos hogares panameños y en muchos hogares latinoamericanos donde se recrudece el problema del machismo, la falta de responsabilidad a la palabra dada, el creer que se es más hombre entre más mujeres deja preñadas y olvidándose de reconocer a sus hijos. El hombre se cree más hombre mientras más maltrata y golpea a la mujer, mientras más la mantiene como esclava, mientras más la hace rostro en tierra, morder el polvo. Y ese es el hombre nuestro, ese es nuestro héroe y modelo... el ejemplo que tienen muchos niños panameños.

Satanás se ríe a carcajadas, le encanta ese infierno, y Cristo sufre... las llagas de Cristo siguen abiertas, manando sangre por el calvario que se vive en muchos hogares. A Dios le duele y llora al ver que el Calvario se perpetúa en la Historia. Cuando llegue su segunda venida El separará, como dice la Palabra, a los corderos y a las cabras, a los buenos y a los malos. Y malo es aquél que se gasta el dinero en una cantina, emborrachándose, dejando a los niños desnutridos, maldiciendo a su familia con ese asqueroso vicio del alcohol que tanto daño hace a la familia y a la sociedad.

Malo es aquel o aquella que no le da amor a los niños y se los deja a las "nanas" para que se los cuiden y no les dan el tiempo debido. Malo o mala es aquel o aquella que convierte su casa en un hotel, muy fino quizás, en donde no hay calor humano.

Y, ¿usted quién es? ¿De parte de quién se pone? Está de parte del Señor o está sirviendo a Satanás? No piense en su esposa o en su esposo, en su madre o en su hijo, piense en usted. ¿Qué calidad de persona demuestra usted ser en su hogar? ¿Cómo está su casa y cómo está su familia? ¿Qué piensan sus hijos de usted? ¿Qué piensa su esposo o su esposa de usted? ¿Cómo está su vida familiar?

La familia puede ser fuente de alegrías o puede ser fuente de desdichas; puede ser fuente de paz o puede ser fuente de conflictos. La familia es el lugar donde usted va a poder expresarse mejor, el lugar adecuado para que cada uno se desarrolle más plenamente.

Defienda su hogar, cuídelo, vigile para que en su casa no entren las tinieblas, defienda su casa contra la invasión del pecado, de la droga, del alcoholismo, películas perniciosas y telenovelas que hacen daño. Defienda su familia de la mentalidad reinante del consumismo orando. Ore por sus hijos, ore por su familia pídale al Señor que sea El quien reine en su hogar, si El está presente serán siempre felices porque ... ¡con El somos...INVENCIBLES!

13 ago 2019

Santo Evangelio 13 de agosto 2019



Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,1-5.10.12-14):

En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?» 

Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: «Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. ¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños.»

Palabra del Señor


"Niños" ante Dios (filiación divina)

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) 
(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy nos preguntamos en qué consiste este "ser niños" que Jesús considera como una necesidad ineludible. Ser niños, en el sentido de Jesucristo, significa aprender a decir "Padre". El hombre quiere ser Dios y —dando a esta expresión su sentido correcto— debe llegar a serlo. Para comprender la enorme fuerza que se encierra en esta palabra, es preciso leerla en la perspectiva de Jesús, el Hijo.

Pero cuando el hombre trata de serlo emancipándose de Dios y de su condición de creatura, poniéndose por encima de todo y centrándose en sí mismo —como en el eterno diálogo con la serpiente en el paraíso terrenal— entonces acaba en la nada, porque se pone en contra de su misma verdad, que significa un referirlo todo a Dios. 

—¿Qué aprendiste tú, Jesús, de tu Madre? El "sí". No un "sí" cualquiera, sino la palabra "sí", que avanza siempre, incansablemente. Todo lo que tú quieras, Dios mío: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra".

La esperanza

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La esperanza

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.


La esperanza es una virtud teologal que está fundamentada en el poder de Dios. Tal como la entendemos los Cristianos, la esperanza no tiene su raíz en lo terreno, sino que trasciende todo aquello que es de este mundo. De tal manera que no podemos entender la esperanza, tal como nosotros la vivimos desde la fe, como algo que tenga que ver simplemente con causas naturales. 
Existe una diferencia entre la esperanza fundamentada en lo natural y la que viene de lo alto. La esperanza, cuando está motivada solamente por lo natural, se fundamenta justamente en las evidencias. Si no hay evidencias concretas, la esperanza desaparece. Esto es importante porque esa es la actitud negativa y desconfiada del que necesita "ver para creer", que es lo que mueve humanamente a muchas personas. 

En cambio, cuando la esperanza es una virtud que nace de lo alto, que viene de arriba, que es misteriosa, profunda, grande, trasciende lo terreno y traspasa todo el ser, ya no se fundamenta en "ver para creer" sino en "creer para ver", que es muy diferente. El "creer para ver" no se fundamenta en evidencias terrenas, sino que se basa solamente en el misterio del poder de Dios y es lo que nos mueve espiritualmente. 

Los Apóstoles conocieron a Jesús como un ser extraordinario a través de la transfiguración, la resurrección, la ascensión al cielo y también con el milagroso acontecimiento de la Eucaristía. Jesús se les dio a conocer de todas esas formas para afianzar su fe. Pero la fe de los Apóstoles fue débil ante el poder y la soberbia del mundo. 

Ellos se sentían felices y alegres cuando tenían cerca a Cristo por lo que fácilmente abandonaron todo por seguirlo y cumplir sus enseñanzas. Los Apóstoles prometieron no abandonar jamás a Jesús, pero al llegar la hora y sentir cerca la muerte del Maestro, cayeron víctimas del miedo. Cuando la gente los reconoció y señaló como seguidores de Jesús, huyeron y se escondieron, permitiendo que en su corazón entrara el desánimo, la desilusión, la depresión y la tristeza. Después, reconocieron que su fe era débil y simplemente volvieron a sus viejas actitudes, actividades y costumbres. 

Los Apóstoles confirmaron su fe en Cristo a través de la resurrección. Para reanimar y fortalecer su fe y mantener siempre esa llama viva, el Señor envió al Espíritu Santo, que es la comunión del Padre y del Hijo, creando así hombres nuevos con una fe profunda, firme y limpia. Los Apóstoles recibieron el mandato de predicar a todas las generaciones y sintieron la necesidad de evangelizar llevando el mensaje verdadero para hacer un mundo nuevo con hombres nuevos. 

El Espíritu Santo eliminó el miedo y es el que concede el don de la fe, el cual alimenta y fortalece la esperanza. Al final, Jesús triunfó y quedó como Señor de la historia, con todo Su poder y gloria. 

La esperanza nace de la fe y la fe destruye todo cimiento mal construido. No puede haber bases firmes sin fe y esperanza. Si una casa se apoya sobre bases firmes, no puede ser destruida por ninguna tempestad. Así debe ser nuestra fe. Sin fe no hay auténtica esperanza y ésta es la que mueve al mundo hacia adelante. Con la ayuda del poder de Dios que fortalece la fe, el hombre puede lograr mantener siempre una actitud positiva. Con Dios todo se puede porque CON EL, SOMOS . . . ¡INVENCIBLES! 


12 ago 2019

Santo Evangelio 12 de agosto 2019



Lectura del santo evangelio según san Mateo (17,22-27):

En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo Jesús: «Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día.» Ellos se pusieron muy tristes. Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?» 
Contestó: «Sí.» Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?» 
Contestó: «A los extraños.» Jesús le dijo: «Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti.»

Palabra del Señor

Jesús es el nuevo Templo

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) 
(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy leemos dos párrafos en providencial conexión: 1. Jesús anuncia su pasión (y resurrección); 2. Jesús paga el tributo del templo. Jesucristo fue exquisitamente respetuoso con el Templo de Jerusalén ("la casa de mi Padre"). Pero, mediante su crucifixión, el antiguo culto del templo quedó abolido y, al mismo tiempo, llevado a su cumplimiento.

El rechazo a Jesús, su crucifixión, significa simultáneamente la "demolición" del templo. Llega un nuevo culto en un templo no construido por hombres: su Cuerpo —sacrificado y resucitado— que congrega a todos los pueblos y los une en el sacramento de la Eucaristía. Con la obediencia de Cristo se ha realizado la expiación de los pecados que intentaban los sacrificios de animales y, así, Jesús mismo se ha puesto en lugar del templo: Él es el nuevo Templo.

—Con tu resurrección, Jesús, comienza un modo nuevo de venerar a Dios, no ya en un monte o en otro, sino "en espíritu y en verdad", viviendo la obediencia al Padre.

TE CONOCEMOS, SEÑOR?

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TE CONOCEMOS, SEÑOR?

Hijo del  pobre José, 
pero rico y  expresivo en tu lenguaje
Hijo de la  sencilla María, 
y complicado  en tu vida
Hermano de  tus hermanos,
y defensor  de la verdad sin distinción



¿Te conocemos, Señor?
Decimos  quererte, y no entramos en Ti
Decimos  amarte, y no vivimos con el impulso de tu amor
Decimos  alabarte, y lo hacemos despegando los labios
pero, tal  vez, sin abrir el corazón.
Decimos  honrarte, y olvidamos que en el obrar,
es donde te  damos gloria y comprometida alabanza.



¿Te conocemos, Señor?
¿Sentimos al  que te envió?
¿Acogemos al  que te hizo nacer pobre y niño en Belén?
¿Obedecemos  al que te hizo obedecer subiendo a la cruz?
¡Creemos, Señor,  pero aumenta nuestra fe!
Fe para  verte como Hijo de Dios
Fe para  recibirte como el enviado del Padre
Fe para  dejarte compartir nuestra existencia
Fe para  transformarnos con el pan de la vida
Fe para  llenarnos de felicidad con el pan de la Eucaristía
Amén.      

11 ago 2019

Santo Evangelio 11 de agosto 2019



Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,32-48):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino.

Vended vuestros bienes y dad limosna; haceos bolsas que no se estropeen, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame.

Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo.

Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos.

Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa.

Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».

Pedro le dijo:

«Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?».

Y el Señor dijo:

«¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas?

Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes.

Pero si aquel criado dijere para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse, vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles.

El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá menos.

Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá».

Palabra del Señor


La idolatría

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos del Papa Francisco) 
(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy, aprendemos que la luz de la fe está vinculada al relato concreto de la vida, al recuerdo agradecido de los beneficios de Dios y al cumplimiento progresivo de sus promesas.

Lo contrario de la fe se manifiesta como idolatría. La fe, por su propia naturaleza, requiere renunciar a la posesión inmediata que parece ofrecer la visión. Ante el ídolo, no hay riesgo de una llamada que haga salir de las propias seguridades, porque los ídolos «tienen boca y no hablan» (Sal 115,5). Vemos entonces que el ídolo es un pretexto para ponerse a sí mismo en el centro de la realidad, adorando la obra de las propias manos. 

—Quien no quiere fiarse de Dios se ve obligado a escuchar las voces de tantos ídolos. La fe, en cuanto asociada a la conversión, es lo opuesto a la idolatría; es separación de los ídolos para volver al Dios vivo, mediante un encuentro personal. Creer significa confiarse a un amor misericordioso, que siempre acoge y perdona, que sostiene y orienta la existencia.

El principal tesoro de un cristiano es su fe en Dios

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EL PRINCIPAL TESORO DE UN CRISTIANO ES SU FE EN DIOS

Por Gabriel González del Estal

1.- Donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Parece evidente que durante siglos la fe en Dios ha sido el principal tesoro que ha dirigido el corazón de muchos cristianos. No me refiero, en este momento, a los líderes o protagonistas principales de la historia, sino a los millones de personas anónimas para quienes la fe en Dios fue su principal sostén y alimento. “Vela ahí, Dios lo ha querido”; “estaría de Dios”; “que sea lo que Dios quiera”; “gracias a Dios”; “que Dios nos coja confesaos”; “cuando Dios nos lo manda, por algo será”. Estas expresiones y otras muchas parecidas que decían tan frecuentemente nuestros abuelos y abuelas eran fruto y consecuencia de una actitud de resignación y consuelo que sólo encontraban explicación y razón de ser en su fe en Dios. Sin la fe en Dios muchas de esas personas se hubieran derrumbado y desesperado. Todavía hoy día, aunque en número muchísimo menor, se encuentran personas profundamente creyentes que, ante una grave enfermedad, o ante una gran desgracia, encuentran fuerza y ánimo para luchar gracias a su fe en Dios. Es cierto que la fe en Dios tiene hoy, para la mayor parte de las personas, una importancia menor, pero sigue siendo verdad que, en general, la fe en Dios es, para los que la tienen, fuente de fortaleza y de ánimo. Encauzar rectamente la fuerza que nos debe proporcionar nuestra fe en Dios es una tarea psicológica y espiritual que no debemos abandonar nunca.

2.- Los hijos piadosos… se imponían esta ley sagrada: que todos los santos serían solidarios en los peligros y en los bienes. Los “hijos piadosos” a los que se refiere el libro de la Sabiduría son los judíos del tiempo del éxodo que vieron y sintieron a Dios como la causa primera de su liberación. El sentirse hijos del mismo Dios los animaba a comportarse como hermanos, ayudándose mutuamente en los peligros y compartiendo los bienes. Para estos judíos piadosos era evidente que su fe en Dios debía ser siempre su principal fuerza para vencer al mal y hacer el bien. Nosotros, los cristianos, creemos que nuestra fe en Dios nos obliga a ser solidarios no sólo con “los santos”, o con los de nuestra misma religión, sino con todas las personas, porque todos somos hijos del mismo Dios, de un Dios liberador.

3.. La fe es seguridad de lo que se espera, y prueba de lo que no se ve. La esperanza es la fuerza que alimenta la fe. Sin esperanza la fe se desinfla y se pierde. El patriarca Abrahán fue capaz de esperar que la promesa de Dios se cumpliría, aun cuando, humanamente hablando, todo hacía prever que no se iba a cumplir. Nuestra esperanza debe ser siempre una esperanza activa, que nos impulse y nos dé fuerza para seguir caminando con fortaleza y ánimo. Una persona que vive animado por una esperanza activa suele ser una persona más eficaz y más alegre que las personas desesperanzadas. El patriarca Abrahán debe ser nuestro modelo de fe y nuestro modelo de esperanza.

4.- Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva. La esperanza activa exige vigilancia activa. Cuando esperamos a alguna persona querida o importante nos preparamos para recibirle lo mejor que sepamos y podamos. Así, nuestra vida debe ser una continua espera vigilante. La vigilancia nos exige una continua preparación y una continua atención. Somos viajeros y caminantes que esperamos encontrarnos, al final de nuestro camino, con nuestra anhelada tierra prometida. Si nuestra fe es firme, también nuestra esperanza y nuestra actitud vigilante serán firmes y continuadas. No es fácil tener fe y esperar en lo que no se puede ver con los ojos del cuerpo, pero así es nuestra fe religiosa. Creemos en Dios y esperamos en Dios, porque nos fiamos de Dios. La fe activa del patriarca Abrahán estuvo siempre sostenida por su confianza en Dios.