11 abr 2018

Salmo 59 Oración después de una calamidad

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Salmo 59

Oración después de una calamidad 



Oh Dios, nos rechazaste y rompiste nuestras filas; 
estabas airado, pero restáuranos. 
Has sacudido y agrietado el país: 
repara sus grietas, que se desmorona. 

Hiciste sufrir un desastre a tu pueblo, 
dándole a beber un vino de vértigo; 
diste a tus fieles la señal de desbandada, 
haciéndolos huir de los arcos. 

Para que se salven tus predilectos, 
que tu mano salvadora nos responda. 

Dios habló en su santuario: 
"Triunfante ocuparé Siquén, 
parcelaré el valle de Sucot; 

mío es Galaad, mío Manasés, 
Efraín es yelmo de mi cabeza, 
Judá es mi cetro; 

Moab, una jofaina para lavarme; 
sobre Edom echo mi sandalia, 
sobre Filistea canto victoria". 

Pero ¿quién me guiará a la plaza fuerte, 
quién me conducirá a Edom, 
si tú, oh Dios, nos has rechazado 
y no sales ya con nuestras tropas? 

Auxílianos contra el enemigo, 
que la ayuda del hombre es inútil. 
Con Dios haremos proezas, 
él pisoteará a nuestros enemigos.

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