31 mar 2018

Una nueva vida renace en nosotros

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UNA NUEVA VIDA RENACE EN NOSOTROS

Por José María Martín OSA

1.- ¡Feliz Pascua a todos! Celebrar la Pascua no es cuestión de recordar el acontecimiento que cambió el rumbo de la historia humana. Celebrar la Pascua es injertarnos nosotros en ese movimiento que grita a este mundo injusto que otra sociedad sí es posible; que otra manera de relacionarnos sí es posible; que otra manera de vivir y compartir sí es posible. Que la misericordia, el perdón, la ternura y el servicio en bien de los más necesitados es el camino a la vida abundante de Dios. Gritar al mundo que la guerra, la violencia, la arrogancia, la opresión y la exclusión sólo engendran miedo y muerte entre los pueblos y la familia humana. Para nosotros los cristianos la Resurrección es la respuesta de Dios ante un Jesús de Nazaret que parecía ser todo un fracaso. Ante el vil asesinato de Jesús, planificado y ejecutado por las autoridades políticas y religiosas, Dios no pudo permanecer callado; Dios rompió su silencio para decirles a los verdugos de todos los tiempos que ellos no tendrán la última palabra. Con la resurrección de su Hijo Dios manifiesta al mundo que la solidaridad y el amor, que el perdón y la misericordia, que la fraternidad y la igualdad prevalecerán sobre el poder económico y el poder religioso. La resurrección de Jesús es el grito de Dios a toda la humanidad de que la maldad, la violencia, la guerra y la muerte de los fuertes sobre los débiles, de los grandes sobre los pequeños, jamás triunfarán sobre la tierra. Los poderosos de este mundo podrán cantar victoria, pero su triunfo será efímero; sobre ellos caerá su merecido.

2.- Estamos llamados a vivir una nueva vida. Creer en la Resurrección no es creer en un hecho pasado. La victoria de Jesús no se puede reducir a una acción pasada. Celebrar la Pascua no es recordar un acontecimiento del pasado como recordamos el día de la bandera o el cumpleaños de un personaje histórico. Celebrar la Pascua es tomar conciencia de que también nosotros estamos llamados a resucitar a una vida nueva. La victoria de Jesús continúa hoy en todo creyente que es capaz de abrirse al poder de Dios. Creer en la Resurrección es creer en la acción de Dios en la historia; Es creer en el poder de Dios que actúa en los pequeños e indefensos; Es creer que la lucha a favor de la vida de los pobres y desvalidos es mucho más fuerte que las bombas más poderosas de cualquier nación o pueblo. Es creer que hasta de lo más débil y frágil, Dios puede hacer surgir algo nuevo. Hasta la persona más aplastada por el pecado, Dios puede levantarla y convertirla en discípulo.

3.- Es posible otra manera de vivir. Creer en la Resurrección es ser capaz de romper con la mezquindad y la mediocridad que todavía queda en nosotros. Es poner la fraternidad por encima de rituales, por encima de movimientos y grupos, por encima de tantas pequeñeces que con frecuencia nos apartan unos de los otros. Es sentir que pertenezco a la comunidad cristiana; que en ella soy acogido y amado; que en mí no hay exclusión para nadie. Es echar fuera de mí todo egoísmo, toda hipocresía, todo orgullo, todo miedo, todo aquello que no me deja ser yo mismo. Es sabernos protagonistas de esta historia, injertados y sumergidos en el camino de Jesús. Un camino que es de lucha, pero también de esperanza y amor. Un camino que da plenitud al hombre y a la mujer y nos abre al gozo de la creación, liberándonos de la maldad para conducirnos hacia la gran fiesta del Reino eterno.

4.- ¿Cómo VIVIR HOY la resurrección? Pienso que todos, unos más que otros, ya estamos viviendo la vida del Resucitado. Jóvenes que, en vez de estar en la playa o viendo TV, comparten la Pascua Juvenil y en las celebraciones del Triduo Pascual es señal de que el Resucitado está actuando en ellos. Un equipo de personas que se olvidan de su propia vida personal para acompañar a los jóvenes en la Pascua Juvenil –también ellos ya están viviendo la Resurrección. Y hay otras personas que a lo mejor no pueden realizar ciertos trabajos, sin embargo, se encargan de traer café, leche, jugos, donas, y bizcocho para que otros puedan hacer el trabajo. Eso también es vivir la resurrección. Dar de nuestro tiempo y nuestros talentos sin esperar nada a cambio –eso también es vivir hoy la resurrección. ¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya, Aleluya!

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