16 mar 2018

Salmo 36 La verdadera y falsa felicidad

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Salmo 36

La verdadera y falsa felicidad

No te exasperes por los malvados, 
no envidies a los que obran el mal: 
se secarán pronto, como la hierba, 
como el césped verde se agotarán. 

Confía en el Señor y haz el bien, 
habita tu tierra y practica la lealtad; 
sea el Señor tu delicia, 
y él te dará lo que pide tu corazón. 

Encomienda tu camino al Señor, 
confía en él, y él actuará: 
hará tu justicia como el amanecer, 
tu derecho como el mediodía. 

Descansa en el Señor y espera en él, 
no te exasperes por el hombre que triunfa 
empleando la intriga: 

cohibe la ira, reprime el coraje, 
no te exasperes, no sea que obres mal; 
porque los que obran mal son excluídos, 
pero los que esperan en el Señor poseerán la tierra. 

Aguarda un momento: desapareció el malvado, 
fíjate en su sitio: ya no está; 
en cambio, los sufridos poseen la tierra 
y disfrutan de paz abundante. 

El malvado intriga contra el justo, 
rechina sus dientes contra él; 
pero el Señor se ríe de él, 
porque ve que le llega su hora. 

Los malvados desenvainan la espada, 
asestan el arco, 
para abatir a los pobres y humildes, 
para asesinar a los honrados; 
pero su espada les atravesará el corazón, 
sus arcos se romperán. 

Mejor es ser honrado con poco 
que ser malvado en la opulencia; 
pues al malvado se le romperán los brazos, 
pero al honrado lo sostiene el Señor. 

El Señor vela por los días de los buenos, 
y su herencia durará siempre; 
no se agotarán en tiempo de sequía, 
en tiempo de hambres se saciarán; 

pero los malvados perecerán, 
los enemigos del Señor 
se marchitarán como la belleza de un prado, 
en humo se disiparán. 

El malvado pide prestado y no devuelve, 
el justo se compadece y perdona. 
Los que el Señor bendice poseen la tierra, 
los que él maldice son excluídos. 

El Señor asegura los pasos del hombre, 
se complace en sus caminos; 
si tropieza, no caerá, 
porque el Señor lo tiene de la mano. 

Fui joven, ya soy viejo: 
nunca he visto a un justo abandonado, 
ni a su linaje mendigando el pan. 
A diario se compadece y da prestado; 
bendita será su descendencia. 

Apártate del mal y haz el bien, 
y siempre tendrás una casa; 
porque el Señor ama la justicia 
y no abandona a sus fieles. 

Los inicuos son exterminados, 
la estirpe de los malvados se extinguirá; 
pero los justos poseen la tierra, 
la habitarán por siempre jamás. 

La boca del justo expone la sabiduría, 
su lengua explica el derecho; 
porque lleva en el corazón la ley de su Dios, 
y sus pasos no vacilan. 

El malvado espía al justo 
e intenta darle muerte; 
pero el Señor no lo entrega en sus manos, 
no deja que lo condenen en el juicio. 

Confía en el Señor, sigue su camino; 
él te levantará a poseer la tierra, 
y verás la expulsión de los malvados. 

Vi a un malvado que se jactaba, 
que prosperaba como un cedro frondoso; 
volví a pasar, y ya no estaba; 
lo busqué, y no lo encontré. 

Observa al honrado, fíjate en el bueno: 
su porvenir es la paz; 
los impíos serán totalmente aniquilados, 
el porvenir de los malvados quedará truncado. 

El Señor es quien salva a los justos, 
él es su alcázar en el peligro; 
el Señor los protege y los libra, 
los libra de los malvados y los salva 
porque se acogen a él.

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