29 ago 2013

Martirio de San Juan el Bautista.- 29 de agosto



Martirio de San Juan el Bautista

Juan el Bautista era hijo de san Zacarías y santa Isabel. Casi toda su vida transcurrió en el desierto. Allí se preparó con la oración y el ayuno para la misión de precursor que Dios le había escogido ya antes de su nacimiento.

A los treinta años de edad recorrió el valle del Jordán predicando, a fin de preparar la llegada del Mesías. Cuando Jesús se acercó a Juan para que lo bautizase, éste presentó ante sus discípulos al Maestro. Y cuando el Salvador comenzó su vida púbIica, Juan continuó su camino, predicando.

Reinaba entonces en Judea el tetrarca Herodes Antipas, hijo de aquel otro Herodes llamado Ascalonita que ordenó la matanza de los inocentes. Estaban con él Herodías y su hija Salomé. En su madurez, durante un viaje a Roma, capitaI del Imperio, Herodes Antipas había arrancado Herodías a su medio hermano Filipo, para vivir con ella, llevando ambos una vida licenciosa.

El país todo se indignó, pero nadie tuvo el valor de reprochar al tetrarca su conducta escandalosa. Nadie, excepto un hombre: Juan el Bautista, quien, apersonándose repetidamente al rey, le enrostraba: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano". Herodes no se decidía a tomar medidas en contra de él, pero Herodías clamaba a su lado pidiéndole que eliminara a aquel hombre que la humillaba. Por último, abrumado, el tetrarca mandó prenderlo y lo aherrojó a la cárcel.

Al llegar la fiesta de su cumpleaños, Herodes invitó a un banquete a los grandes de su corte, a los jefes de las tropas y a la gente de mayor prestigio social de Galilea.

La magnificencia, eI lujo y el derroche campeaban en el festín. Los esclavos circulaban entre los invitados con bandejas cargadas de pIatos raros y exquisitos vinos procedentes de las regiones más apartadas de] Imperio.

Entró, por último, Salomé, la hija de Herodías; bailó y agradó tanto a Herodes, que éste dijo a Ia joven:

Pídeme cuanto quieras, que te lo daré. Y añadió con juramento: Aunque sea la mitad de mi reino.

Salió entonces ella de la sala y fue a una contigua, donde se hallaba su madre con las otras mujeres.

- ¿Qué pediré? le preguntó.

Respondió ésta:

- La cabeza de Juan el Bautista.

Se entristeció Herodes; mas se creyó obligado por el impío juramento. Momentos después, Juan agregaba a sus palabras el testimonio de su sangre, siendo martirizado en la cárcel de Maqueronte. Su cabeza ensangrentada apareció en la sala traída en una bandeja por el verdugo. La tomó Salomé y se la entregó a su madre, quien se ensañó con ella, según refiere san Jerónimo.

Tenía san Juan Bautista treinta y dos años de edad y corría el año 31 de nuestra era.

Aquí terminan las noticias ciertas sobre los personajes de este drama.


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