Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (15,21-28):
En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: «Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.» Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: «Atiéndela, que viene detrás gritando.» Él les contestó: «Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel.» Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió: «Señor, socórreme.» Él le contestó: «No está bien echar a los perros el pan de los hijos.» Pero ella repuso: «Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.» Jesús le respondió: «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.» En aquel momento quedó curada su hija.
Palabra del Señor
"¿Qué es la verdad?"
REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI)
(Città del Vaticano, Vaticano)
Hoy debemos aprender de la actitud de esa mujer cananea, es decir, no judía: se postra ante la Verdad. "¿Qué es la verdad"?, expresado en un tono despectivo, es lo que escuchó Jesús mientras se le juzgaba injustamente. La cananea, en cambio, se inclinó ante la Verdad no solo físicamente, sino también intelectualmente: "Es verdad, Señor", afirmó.
El Ser de Dios es lo más verdadero: es lo eterno, el origen y el fundamento de todo. Y Cristo es la imagen encarnada de esa Verdad, el espejo en el que nosotros podemos contemplarla. Jesucristo no dijo "Yo soy la costumbre", sino "Yo soy la Verdad". Cristo no sanciona simplemente la costumbre; al contrario, Él nos arranca de las costumbres ("todos lo hacen…", solemos aducir). Él desea que las abandonemos y nos exige que busquemos la verdad, lo que nos introduce en la realidad del Creador, de nuestro propio ser.
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