14 sept 2019

Santo Evangelio 14 de septiembre 2019



Día litúrgico: 14 de Septiembre: La Exaltación de la Santa Cruz

Texto del Evangelio (Jn 3,13-17): En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él».


«Para que todo el que crea en Él tenga vida eterna»

Rev. D. Antoni CAROL i Hostench 
(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy, el Evangelio es una profecía, es decir, una mirada en el espejo de la realidad que nos introduce en su verdad más allá de lo que nos dicen nuestros sentidos: la Cruz, la Santa Cruz de Jesucristo, es el Trono del Salvador. Por esto, Jesús afirma que «tiene que ser levantado el Hijo del hombre» (Jn 3,14).

Bien sabemos que la cruz era el suplicio más atroz y vergonzoso de su tiempo. Exaltar la Santa Cruz no dejaría de ser un cinismo si no fuera porque allí cuelga el Crucificado. La cruz, sin el Redentor, es puro cinismo; con el Hijo del Hombre es el nuevo árbol de la Sabiduría. Jesucristo, «ofreciéndose libremente a la pasión» de la Cruz ha abierto el sentido y el destino de nuestro vivir: subir con Él a la Santa Cruz para abrir los brazos y el corazón al Don de Dios, en un intercambio admirable. También aquí nos conviene escuchar la voz del Padre desde el cielo: «Éste es mi Hijo (...), en quien me he complacido» (Mc 1,11). Encontrarnos crucificados con Jesús y resucitar con Él: ¡he aquí el porqué de todo! ¡Hay esperanza, hay sentido, hay eternidad, hay vida! No estamos locos los cristianos cuando en la Vigilia Pascual, de manera solemne, es decir, en el Pregón pascual, cantamos alabanza del pecado original: «¡Oh!, feliz culpa, que nos has merecido tan gran Redentor», que con su dolor ha impreso “sentido” al dolor.

«Mirad el árbol de la cruz, donde colgó el Salvador del mundo: venid y adorémosle» (Liturgia del Viernes Santo). Si conseguimos superar el escándalo y la locura de Cristo crucificado, no hay más que adorarlo y agradecerle su Don. Y buscar decididamente la Santa Cruz en nuestra vida, para llenarnos de la certeza de que, «por Él, con Él y en Él», nuestra donación será transformada, en manos del Padre, por el Espíritu Santo, en vida eterna: «Derramada por vosotros y por muchos para el perdón de los pecados».

Quizás a Usted le está pasando esto...

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Quizás a Usted le está pasando esto...

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.


Que se esté preocupando por todo y a todas horas; que esté martillando su mente con golpes incesantes de miedos y desgracias que pueden suceder; que su imaginación corra veloz, descontrolada y casi demente, visualizando sucesos que pueden ocurrir y que usted percibe con un realismo tan grande que su cerebro y su sistema nervioso lo experimentan como si estuvieran ocurriendo. Si a usted le está pasando esto, le decimos: Dios le perdona sus errores si se arrepiente. Probablemente mucha gente también le perdone si usted pide perdón, pero su sistema nervioso no perdona. Si usted cultiva la preocupación obsesiva y vive siempre alterado por cosas que están ocurriendo en su imaginación o en la realidad, pero agrandadas al máximo por su yo interior, su sistema nervioso se enfermará y puede ser irreversible el daño. El médico católico Alexis Carrel, premio Nóbel, dice que quienes no saben combatir las preocupaciones, mueren jóvenes. Puede ser que la vida física les dure bastantes años, pero su vida psicológica se les acaba pronto y quedan reducidos a ser unos seres entristecidos y huraños. Su sistema nervioso pueden dañarse para siempre. ¡Cuidado! 

El andar preocupados y llenos de temores y tristezas produce en el organismo la más completa colección de enfermedades, cada cual más desagradable. La persona preocupada sufre de indigestiones nerviosas, úlceras estomacales (que al sangrar abundantemente pueden producir la muerte en pocas horas), perturbaciones cardíacas, insomnio, jaquecas, etc. El estar tenso y nervioso afecta las glándulas que producen los jugos que intervienen en la digestión y esto daña el estómago. La preocupación pone demasiado tensos los músculos del cuello y esto afecta las arterias que llevan sangre al cerebro y de ahí pueden venir desvanecimientos. Y si todo esto es cierto, ¿por qué estar preocupado siempre, viviendo tenso, alterado, nervioso? Jesús, el Médico del alma, nos dice: ¿De qué nos sirve ganarnos el mundo entero si al final perdemos la vida, si al final perdemos la salud? Muchísima gente vive excesivamente preocupada por las cosas materiales y sus muchas tareas, pagando un precio muy alto por conseguir triunfos, honores, dinero, posesiones para al final perder su salud física y mental. Y algunos consiguen tantas cosas, pero con úlceras, jaquecas, insomnio o perturbaciones del corazón. ¿Es esto un triunfo? Creo que no. Claro que hay que luchar por ideales y metas, pero de manera equilibrada poniendo todo en su lugar, manteniendo una jerarquía de valores. Y el triunfo no se mide por las posesiones adquiridas, sino por la realización plena de todo el ser y por haber contribuido a hacer de este mundo, un mundo mejor. 

No se preocupe tanto y viva el hoy. Jesús dice que cada día tiene su afán y que si buscamos el Reino de Dios y su justicia, lo demás se nos dará por añadidura. Jesús no quería que sus discípulos se dejaran envenenar por las tribulaciones y repetía frecuentemente: No se preocupen ni por el alimento, ni por el vestido, ni por el día de mañana. No se preocupen. Mi Padre los ama y sabe lo que van a necesitar. ¿No han visto que a las aves que no tienen graneros de aprovisionamiento mi Padre Dios cuida de ellas? ¿No han visto que a las flores del campo que no hilan ni tejen, mi Padre Dios las viste tan elegantemente? No se preocupen. Ustedes valen más que muchas aves y flores. Jesús nos manda a confiar totalmente en nuestro Padre Dios y nos prohíbe las ansiedades excesivas, las que son enfermizas. No quiere que convirtamos nuestra vida en un infierno. Él quiere que mantengamos la paz, el equilibrio, la serenidad, el dominio de nosotros mismos. Por eso, no se preocupe tanto. No sea tan pesimista. Mire la vida positivamente. Tenga una gran fe en Dios y en la vida. 

¿Sabía usted que es alarmante el número de los que diariamente tratan de suicidarse? Algunos no lo consiguen, pero muchos sí. Y es muy probable que en muchos la preocupación enfermiza haya sido la causa que los haya llevado a buscar un fatal desenlace. Una tortura muy antigua consistía en dejar caer una gota de agua sobre la cabeza de la víctima, minuto por minuto. Esto terminaba enloqueciendo a la persona. Eso es la preocupación: una gota de agua que va taladrando su sistema nervioso y termina por hacer de usted un andrajo humano. Jesús no quiere eso para usted. Entréguele a Él sus inquietudes y angustias. Dígale que confía totalmente en Él y que usted va a luchar por ser mejor y no va a permitir más que la preocupación lo atormente. Y no se olvide que con Dios puede vencer cualquier cosa, porque con Él, ¡usted es invencible!

13 sept 2019

Santo Evangelio 13 de septiembre 2019



Evangelio según San Lucas 6,39-42.

Jesús hizo a sus discípulos esta comparación: "¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un pozo? El discípulo no es superior al maestro; cuando el discípulo llegue a ser perfecto, será como su maestro. ¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: 'Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo', tú, que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano."

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


La "ceguera" del relativismo

 (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) 
(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy resulta muy actual la descripción que hizo san Pablo acerca de la "minoría de edad en la fe": un ser llevados a la deriva y vivir zarandeados por cualquier viento de doctrina. ¡Cuántos "vientos" hemos conocido en estas últimas décadas! Del marxismo al liberalismo, hasta el libertinismo; del colectivismo al individualismo; del ateísmo a un vago misticismo religioso... Es la peor de las cegueras, porque uno no sabe hacia dónde va ni a dónde ir.

Tener una fe clara es etiquetado con frecuencia como fundamentalismo, mientras que el relativismo —la "ceguera" del pensar según "lo que se lleva"— parece ser la única actitud que está de moda. Se va constituyendo como una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que sólo deja como última medida el propio yo y sus ganas.

—La amistad contigo, Jesús, es nuestra "medida": la medida del verdadero humanismo. Tu amistad nos da el criterio para discernir entre lo verdadero y lo falso, entre el engaño y la verdad…

¿Quiere Triunfar?

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¿Quiere Triunfar?

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.



Dios le dio la vida para triunfar. Y esto significa, vivir plenamente, realizarse en todo el sentido de la palabra. Para esto tiene que vivir MOTIVADO. Los que triunfan son personas motivadas y los que no se realizan, y fracasan como seres humanos, viven desmotivados. 

La motivación consiste en un sentirse impulsado, animado por una idea fuerte que afecta la mente y el corazón del hombre. Es una idea capaz de mover todo el ser. La persona motivada activa sus potencialidades; está despierta, lúcida y alerta. Se mueve, está viva y es capaz de vivir mejor sus "Momento- Presentes". 

Jesús siempre estuvo motivado: el amor y la obediencia a su Padre, la salvación de todos nosotros, la implantación del Reino de Dios en la historia y el revelar el gran misterio de Amor que es Dios. Los grandes hombres han sido gente muy motivada. Martín Luther King quería que se respetaran los derechos del negro americano. La Madre Teresa de Calcuta quería que todos los abandonados tuvieran un hogar y comida además de ser evangelizados. Churchill quiso que Inglaterra sobreviviera al ataque Nazi y fuera una gran potencia. Picasso quiso revolucionar el arte de la pintura y Dalí elevarlo a algo sublime. Francisco de Asís quiso que Dios fuera conocido y amado; que vieran la naturaleza como una hermana dulce y buena. Francisco Javier quiso que Cristo fuera conocido en el Oriente. Juana de Arco deseaba que Francia, con el poder de Dios, fuera liberada de las garras de sus enemigos. Martín de Porres anhelaba que Jesús fuera conocido por los humildes. La motivación es consecuencia de haber descubierto un gran ideal y dejar que ese ideal lo conquiste a uno. Para eso hay que meditar, tomar contacto con ese ideal y practicarlo. 

Vivir un gran ideal supone sacrificio, lucha, acción, renuncia, mucha fe y fidelidad. Tomás Alva Edison, para descubrir cómo hacer que la luz brillara en una bombilla, falló más de mil veces en los intentos, hasta que lo consiguió. Y así los grandes hombres y mujeres han fracasado también muchas veces, pero su perseverancia los ha llevado al triunfo. Algunos, y no pocos, han muerto por sus ideales. Madame Marie Curie, que junto a su marido descubrió el radio (los rayos X vienen de esa investigación) y que dos veces fue galardonada con el Premio Nóbel, murió a efectos de la radiación, ésta causada por sus intensos experimentos en laboratorios. La ciencia, el arte y la religión han avanzado gracias a personas con grandes ideales. 

Descubra pues un gran ideal y para eso: crea que nació para cumplir una misión; ore mucho, medite, investigue y vea ejemplos de gente célebre. Sepa que el ideal del amor, del servicio, del arte, de la ciencia, de la fe, no supone hacer cosas extraordinarias que todos vean, sino grandes y trascendentes aunque sólo usted lo sepa. Persevere hasta el final para poder lograr los frutos. No haga caso de los pesimistas y de la gente negativa. Busque personas que sientan algo parecido a lo de usted, y deje todo lo que impida la realización de su ideal. Recuerde que los mediocres han sido infieles a sus ideales y por lo tanto, han traicionado a la humanidad; que los más críticos son los que no hacen nada, gente sin ideal. El que más hace, menos tiempo tiene para criticar. ¡Vamos! a trabajar más, a luchar por ese gran ideal, recuerde que Dios lo ama y ¡Con El somos… INVENCIBLES!


                       

12 sept 2019

Santo Evangelio 12 de septiembre 2019



Evangelio según San Lucas 6,27-38.

Jesús dijo a sus discípulos: 

«Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian.

Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman.

Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica.

Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames.

Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes.

Si aman a aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman.

Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores.

Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo.

Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los malos.

Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.

No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados.

Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. 

Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes».

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

El pecado es destrucción de la relación de amor

(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) 



Hoy descubrimos en el "mandato" de Jesucristo que las "relaciones" con los demás son muy importantes —¡esenciales!— en el hombre. Las Personas Trinitarias —Padre, Hijo y Espíritu Santo— son Relaciones de donación (en grado infinito): Paternidad, Filiación y Amor. El hombre —creado a imagen de Dios Trinidad— también es un "ser relacional", es un "ser para", realiza su vida verdadera sólo como "relación". 

Yo solo no soy nada; sólo en el "tú" y "para el tú" soy "yo-mismo". Verdadero hombre significa: estar en la relación del amor, del "por" y del "para" los demás. Y pecado significa estorbar, interrumpir o destruir la relación. Por eso, este fenómeno llamado "pecado" afecta también a los demás y a todo. El pecado es siempre una ofensa que perturba al mundo (no es un fenómeno que sólo y únicamente me afecte a mí).

—Jesús, ¡cuánto me cuesta pensar y vivir pensando en los demás! Concédeme ser siempre "siendo para" Ti y "para mis hermanos".

¿Qué Pasa con Mucha Gente que Fracasa?

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¿Qué Pasa con Mucha Gente que Fracasa? 

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.




Hay muchas personas que en un momento de su vida han dicho: "Todavía es muy pronto para empezar a luchar por mis metas" y creyeron que la vida se estancaba en un apartado eterno: la juventud. Pensaron que el tiempo se detenía y que "mañana", cuando tuvieran 20 años, 25, 30... cuando fueran a la universidad, cuando se casaran, cuando... Y fue transcurriendo el tiempo y un día se encontraron con la terrible sorpresa: El tiempo había pasado, la juventud había desaparecido. Se había esfumado una parte vital de la existencia. El agua del río que había corrido, ya no se devolvía. Lo que parecía eterno, la etapa juvenil, se había diluido y el encuentro con la realidad era espantoso. ¡Qué frustración! 

Existencias grises e inútiles, desperdiciadas, porque creyeron que todavía no era tiempo para empezar. Que "mañana" sería el momento. Postergando decisiones, dejando de hacer cosas importantes. Mucha gente se encuentra ahora con las manos vacías, lamentándose de haber dejado escapar tiempo precioso, tiempo que se fue para nunca más volver. No comenzaron a luchar, no tomaron la vida en serio. No sembraron esfuerzos, ideales, sacrificios y, por eso, ahora la cosecha es tan pobre. 

Por eso decimos: Nunca es temprano para empezar a labrar un porvenir pleno. Nunca es temprano para adquirir el hábito del estudio, del trabajo, de la oración, del pensar, del empeñarse en luchar por ideales. La vida se pasa rapidito. Todo corre más veloz de lo que suponíamos cuando éramos jovencitos. Ahora es el momento. No podemos dejar para otro día, para otro año, lo que ya se puede hacer. La oportunidad es única y no deje para mañana lo que hoy puede hacer. 

Sí, joven, la vida se nos presenta algunas veces como un espejismo donde todo lo vemos muy quieto, estable, casi inmóvil. ¡Y qué va! Todo se mueve. Los planetas, el universo, el corazón, las células, la vida entera y el tiempo. Sí, el tiempo marcha hacia adelante sin detenerse. Y es irreversible. Nada lo detiene. El ayer jamás volverá. Esto es muy serio para tomarlo en broma. El tiempo que quedó atrás jamás se podrá recuperar. Por eso, ahora es el momento de actuar. ¡Hoy! 

Pero el que lee este mensaje y se siente más o menos reflejado en lo que hemos dicho, le manifestamos: ¡Nunca es tarde para triunfar! Es cierto que desperdició tiempo en el pasado, pero todavía está vivo. Todavía tiene tiempo. Sí. Nunca se es demasiado viejo para tratar de triunfar. No hay edad que le impida el empezar. Usted puede comenzar su lucha por sus ideales y dedicar tanta intensidad en lo que pretende, en lo que desea. Usted puede conseguir lo que aspira. Cualquier día es oportuno para empezar. Lo grave sería no dar el primer paso o dejar de dar el último que se necesita para llegar a la meta. Porque muchos están a mitad de camino, tentados en no dar los últimos pasos que se necesitan para llegar a la meta. ¡No se rinda, por favor! El éxito puede estar a la vuelta de la próxima esquina que le falta por alcanzar. No sea de ese número de personas que empiezan con ánimo y esperanza y trabajan y actúan, pero después de unos años su resistencia comienza a flaquear y se convencen de que ya no vale la pena buscar más éxito y se dejan llevar por el desánimo. 

No se rinda a mitad del camino. ¡Levante su frente y suba cada día un peldaño más! Todo obstáculo es posible de vencer. Don Bosco repetía esta frase: "Yo, cuando encuentro un obstáculo, le doy una gran vuelta y paso hasta el otro lado. Pero... ¿echar para atrás? Jamás. Eso nunca." La constancia todo lo alcanza. Dios no regala a nadie sus triunfos fácilmente, pero siente mucho gusto en repartirlos entre los que no se desaniman en la lucha por conseguirlos. 

No se olvide que nunca es tarde para empezar y mientras tenga vida puede luchar. Si le pide ayuda al Señor, Él tiene todo el poder y la gloria y le puede dar lo que usted necesita: iluminación, esperanza, fortaleza, dominio de sí mismo y valentía. Y recuerde, con Dios, ¡usted es invencible!

11 sept 2019

Santo Evangelio 11 de Septiembre 2019



Evangelio según San Lucas 6,20-26.

Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: «¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!

¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán!

¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y los proscriban, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre!

¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo. De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas!

Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo!

¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!

¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!»

Las "Bienaventuranzas", paradojas del cristiano

Elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) 
(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy, Jesús llama repetidas veces "bienaventurados" a sus discípulos. Las "Bienaventuranzas" son palabras de promesa, que sirven al mismo tiempo como orientación moral. Cada "bienaventuranza" describe, por así decirlo, la situación fáctica de los discípulos de Cristo: son pobres, están hambrientos, lloran, son odiados, perseguidos... Son como "calificaciones" prácticas, pero también indicaciones teológico-morales.

A pesar de la situación de amenaza en que Jesús ve a los suyos, ésta se convierte en promesa cuando se la mira con la luz que viene del Padre. Para el discípulo, las "Bienaventuranzas" son una paradoja: se invierten los criterios del mundo apenas se ven las cosas desde la escala de valores de Dios. Las "Bienaventuranzas" son promesas en las que resplandece la nueva imagen del mundo y del hombre que Jesús inaugura, y en las que "se invierten los valores". 

—Cuando "miro" a través de ti, Señor, entonces vivo con nuevos criterios, empiezo a "tocar" algo de lo que está por venir (el Cielo) y entra la alegría en la tribulación.

¡Que hacer con un colérico?

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¡Que hacer con un colérico?

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.



¿Qué podemos hacer con una persona que es colérica? Pues, en primer lugar, comprender las causas de las cóleras. ¿Por qué las personas se vuelven iracundas y coléricas? Todos sabemos que de vez en cuando surgen desacuerdos en las relaciones humanas. Se desearía llegar a un acuerdo, pero... un ataque de ira evita toda conversación objetiva. ¿Cuántas veces terminan, por ejemplo, las discusiones conyugales con un ataque de cólera de parte de uno de los cónyuges, mientras que el otro debe esperar paciente y desconsoladamente que se tranquilice la tormenta? De hecho no se puede hablar con una persona que está sumamente afectada por la cólera. Y en el caso de los matrimonios, cuando uno de los dos está frenético, se rompe por un rato la unión entre ambos.

La ira y la cólera conducen a una agresión generalmente de forma verbal. Según el grado de fuerza de la excitación, se gradúan los insultos o también, algunas veces, se pasa a la agresión física. Con frecuencia, la persona que está sujeta a la ira, rompe o destruye algún objeto en sustitución de lo que quisiera hacer: atacar directamente a su prójimo. Curiosamente, las personas que sufren continuamente de ataques de ira y cólera tienen problemas con muchas personas.

Las personas que padecen de estas iras buscan, por lo general, algún motivo de disculpa para aclarar que estas manifestaciones agresivas son provocadas por su temperamento colérico. Con esto, quieren expresar que ellos por naturaleza son personas acaloradas, apasionadas y que no se deben tomar demasiado en cuenta sus afectadas expansiones; que ellos nacieron así y que todos tenemos que soportarlos tal como son. Estas explicaciones sirven de poco a las víctimas de estos ataques y son absolutamente inciertas. ¡Nadie nace así! Estas explicaciones representan una maniobra de auto-engaño y las personas que generalmente están psíquicamente irritadas y desequilibradas, saben justificar su acción con las mismas excusas.

La moderna investigación psicológica nos enseña que la ira no es una disposición, no es un hecho constitucional; es decir, uno no nace así. En lo esencial, la ira y la cólera son el resultado de una mala educación que produce graves lesiones psíquicas en el niño en edad de desarrollo. El niño cuanto más sojuzgado, cuanto más incomprendido, cuanto más rebajado sea en su dignidad por sus formadores - papás, maestros, el ambiente, etc. - tanto más sensible se hará con respecto a los ataques reales o imaginarios que se efectúen al sentido de su propio valer. Todas las personas iracundas han sufrido mucho en su juventud debido a fuertes sensaciones de inferioridad. Debido a esto, adquirieron una imagen bastante hostil del mundo y de las personas, la cual llevan consigo en su subconsciente. De allí que ellos no pueden acercarse demasiado a otras personas, pues tienen miedo a sufrir lo que experimentaron en el pasado. De hecho viven una especie de soledad sentimental y adoptan ciertos mecanismos de auto-defensa. También tienden a querer demostrar que ellos "valen" y a querer dominar, porque ellos se dicen a sí mismos: Antes que me dominen, como me dominaban en el pasado, yo voy a dominar.

Se puede observar también que las personas iracundas son súper-sensibles. Cualquier acción contraria a la que ellos han indicado les hace sentirse atropellados, porque les recuerda las impresiones que vivieron en su infancia: la severidad de sus papás, la dureza de su ambiente, etc., las cuales los han hecho alérgicos de tal manera a esas críticas y desacuerdos de opinión, que piensan que deben defenderse con gritos y de forma frenética para no sufrir. Dice Joseph Ramnas que solamente se puede comprender a estas personas iracundas, si se tiene conocimiento de las humillaciones y desesperaciones habidas en el interior de su desarrollo psíquico.

De hecho resulta entonces que una persona colérica se desahoga con su inocente esposa, con sus hijos - que no tienen culpa alguna de su problema - y con sus subordinados en una empresa o en cualquier oficio, quienes ignoran en la mayoría de estos casos toda la desgracia y el desconsuelo habido durante su crecimiento y desarrollo. Las personas coléricas, en el fondo, creen tener un temperamento acalorado y no se están dando cuenta de que se están vengando en personas inocentes de un daño que les hicieron en su niñez. Es un mecanismo de defensa, una forma de desahogar su problemática y de vengarse con aquellos que les hicieron daño. Pero, curiosamente, esa venganza la están proyectando en los seres más cercanos a ellos que no tienen nada que ver con el asunto.

¿Qué hacer ante una situación así? Pues perdonar, comprender y ayudarlos a cambiar. Son personas también muy buenas, de grandes cualidades, pero que tristemente esta faceta de su vida no está bien elaborada, por su problemática interior del pasado. En parte son víctimas; también en parte son culpables. Por eso, ore mucho por esa persona, pídale a Dios que le dé la fuerza necesaria para comprender y ayudar a cambiar a esa persona colérica y no se olvide, con el Señor se puede, porque ¡CON DIOS, USTED ES... INVENCIBLE!

10 sept 2019

Santo Evangelio 10 de septiembre 2019



Evangelio según San Lucas 6,12-19.

Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles:
Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.

Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban curados; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

La Iglesia: el sacerdocio ministerial y la Jerarquía

Rev. D. Antoni CAROL i Hostench 
(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy recordamos a Cristo rezando toda una noche antes de elegir —de entre sus fieles— a los doce Apóstoles. Ellos —que nunca dejan de ser Pueblo de Dios— tendrán una "misión dentro de la misión" de la Iglesia: alimentar, alentar y sostener la santidad de todos los fieles.

Dios llama a algunos para el "sacerdocio ministerial": son los "fieles ordenados". Reciben, ciertamente, un poder; pero éste es una "potestad sagrada" para administrar el Pan y predicar la Palabra: un poder para servir. Forman la "Jerarquía", algo que hoy día suena mal porque es visto con categorías mundanas. Pero en la Iglesia el elemento jerárquico no es un "status" de privilegiados, sino un "elemento funcional" cuyo destino radical es el servicio a los hermanos. "Ministerio" significa exactamente servicio. El Papa, justamente, tiene por título "El siervo de los siervos de Dios".

—Jesús, te pedimos pastores con un corazón como el tuyo, Tú que no viniste a ser servido sino a servir.

¿Qué es el amor?


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¿Qué es el amor?

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.



Amor, amor, palabra tan pronunciada y tan profanada por el uso vacío de tantas canciones comerciales. Y esta palabra fue el concepto usado por San Juan para definir a Dios: "¡Dios es Amor!" y el que ama está en Dios, vive en Él. El amor es sagrado y es algo vital.

Pero, ¿cuándo uno ama? En definitiva, ¿qué es amar? Bueno, veamos una radiografía espiritual del que ama. El que ama busca darse a los demás y respeta la integridad y la individualidad del otro. Sabe que el otro es persona y lo reconoce siempre como tal. El que ama sabe que el otro no es perfecto y tiene paciencia, comprende y es capaz de perdonar. No busca hacerlo a su propia medida y no atropella su dignidad. No lo "usa". Sabe que el otro es un fin en sí mismo y no un medio para... placer, diversión, enriquecimiento. Reconoce, pues, el valor infinito de la persona y no lo instrumentaliza, no lo cosifica.

El que ama busca que el otro sea feliz y promueve lo mejor de los demás. Es realista y ve las virtudes y defectos, pero su visión de la persona a la que ama es tridimensional: lo ve por dentro y es capaz de descubrir sus grandes valores, lo ve por fuera y capta sus limitaciones y problemas y lo ve como puede ser, en el futuro, ya más realizado, más pleno y lo ayuda para que eso sea una realidad. Intenta, pues, hacer que el otro crezca integralmente.

El que ama no espera recompensas por su amor ni está reclamando derechos, privilegios o gratificaciones por el amor que da. No da el amor calculadamente. No convierte este don de Dios en una mercancía que se puede vender o intercambiar por dinero, protección, compañía, sexo o por cariño. ¡El amor no se vende! Esto es profanar algo que viene del mismo Dios. El amor se da, porque nace de dentro de nosotros como una fuente de agua cristalina, pura, milagrosa y que mientras más corre, más caudalosa se hace y se extiende sin medida. Se da sin cálculos. Brota naturalmente y mientras más fluye, más nos hace humanos y, por lo tanto, divinos. Y es que en el fondo de la humanidad, de lo pleno humano, está la fuente, el origen que es Dios. El amor es vida, vida del mismo Dios que mezclada, unida íntimamente con nuestro propio ser se da de una manera misteriosa, vibrante, deliciosa, armoniosa, plena. Por eso el que ama es feliz, porque se está realizando; el que ama se santifica, porque permite que Dios viva en él; el que ama cumple la misión de hacer de este mundo un lugar maravilloso. Y por donde quiera que ha pasado alguien que ha amado, ha dejado una huella imborrable en el corazón de los demás; ha humanizado la realidad.

El que ama se sabe importante, necesario, porque en su ser contiene la vida de Dios y su misión consiste en darla. Sabe que hay gente que espera sedienta esa vida, ese torrente vital de amor. El que ama se siente impulsado a entregar eso que tiene. Corre a entregarlo. El que ama se siente puente entre lo divino y lo terreno y aunque algunas veces no sea consciente de eso, siente que con el amor que da va transformando el mundo, haciendo que las rosas marchitas recobren vida, las praderas resecas adquieran verdor, los cauces secos de los corazones tristes se empapen de Dios. El que ama se convierte en mensajero de la vida, en impulsor de lo más noble que hay en nosotros. El que ama despierta lo humano que hay en cada uno y su paso por el mundo es el de un ángel iluminador que hace que lo muerto vuelva a vivir. El que ama vive en Cristo y en sus manos se ven también las señales de los clavos, porque el que ama también sufre, se sacrifica y hasta da la vida por los que ama. El que ama aguanta y resiste todo por amor, por puro amor, porque Dios es amor y ¡CON ÉL, SOMOS INVENCIBLES!




9 sept 2019

Santo Evangelio 9 de septiembre 2019


Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,6-11):

Un sábado, entró Jesús en la sinagoga a enseñar. Había allí un hombre que tenía parálisis en el brazo derecho. Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo. 

Pero él, sabiendo lo que pensaban, dijo al hombre del brazo paralítico: «Levántate y ponte ahí en medio.» Él se levantó y se quedó en pie.

Jesús les dijo: «Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?»

Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo al hombre: «Extiende el brazo.»

Él lo hizo, y su brazo quedó restablecido. Ellos se pusieron furiosos y discutían qué había que hacer con Jesús.

Palabra del Señor

Sin Jesús-Redentor es inevitable "endurecer el corazón"

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) 
(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy, todos —judíos y no judíos— debemos tomar una determinación: "morir a nosotros mismos" y reconocer a Jesús-Redentor. Sin Dios el hombre no se explica a sí mismo y cae en las más absurdas contradicciones. Es inevitable "endurecer el corazón", rechazando el conocimiento propio y negando la propia culpa, si no hay "Alguien" que conlleve esa culpa, la "elabore" y la perdone. 

Se da aquí una reciprocidad: sin la idea del Redentor —que no disimula la culpa, sino que la padece en sí— no se puede soportar la verdad de la propia culpa y se recurre a la primera falsedad: la obcecación ante esa culpa, de la que nacen todas las otras falsedades, y, finalmente, la incapacidad general ante la verdad. Y, a la inversa: no es posible conocer al Redentor y creer en Él sin tener el valor de ser veraz consigo mismo. 

—Señor, te pido la gracia de la "confesión" para reconocer la verdad: la tuya (¡te necesito!) y la mía (¡no soy "dios", sino una criatura débil!).

¿Por Qué Tanto Miedo a lo Desconocido?

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¿Por Qué Tanto Miedo a lo Desconocido? 

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.


Sabe usted que uno de los caminos seguros de estancarse en la vida es el de agarrarse a lo "seguro"; el caminar por los mismos senderos de siempre, hacer en todo momento lo de ayer, no dar ningún paso sin pensarlo mucho, calcularlo todo y si hay riesgo de fracaso, no hacerlo. El dicho aquel: "más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer", y muchas actitudes de extrema prudencia nos pueden paralizar e impedir alcanzar el éxito en la vida. Ese gran miedo al riesgo; ese terror a lo desconocido; a lanzarse a abrir camino; a extender las fronteras de nuestro amor, conocimiento, efectividad, capacidad empresarial, espíritu de lucha y superación, ese miedo paraliza; nos entierra en lo de siempre y nos impide alcanzar nuevas metas.

Si muchos pioneros, héroes de la histoira no bubieran roto ese miedo a lo desconocido, el nuevo mundo - América, no hubiera sido descubierto. Los aviones y satélites no estarían surcando los cielos ahora; no hubiéramos visto los automóviles y estaríamos moviéndonos a caballo todavía. Ni aún eso, porque domar un potro y montarse en él supone un riesgo, un lanzarse a lo desconocido. Existe en el ser humano un deseo profundo de realizarse, extender su dominio en todas las áreas de la existencia. Reprimir esto es hacernos inhumanos.

Hay una gama de posibilidades, no alcanzadas por usted pero reales, posibles, alcanzables si se decide a aventurarse en territorios que no le ofrecen garantías y seguridades. Usted tiene la fuerza de un coloso, la grandeza del genio, pero las experimentará mejor en el terreno de lo inseguro; allí donde tiene que ser creativo, fuerte, ingenioso y astuto. Pero si vive en la rigidez de lo siempre hecho, acostumbrado a caminar sólo por lo planificado y experimentado, dispuesto a hacer sólo lo de "ayer", entonces se sentirá insatisfecho y por miedo a la derrota, al riesgo, caerá en el fracaso de no ser lo que podría haber sido.

En vez de andar buscando seguridades busque la seguridad interior que le brinda tener confianza en sí mismo y en su capacidad de solucionar cualquier problema que se le presente. Tiene que ser una roca de autoestima. La seguridad que necesita es la de saber que puede enfrentarse con cualquier cosa, aún sin seguridades externas. La de saber que está hecho y creado por el Señor, con todo lo necesario para abrir camino, luchar y enfrentarse a cualquier problema.

No tenga miedo a lo que no conoce, ni aún al posible fracaso que venga si se lanza. El fracaso es escuela para el éxito; es escalón para el triunfo. En el terreno de lo inseguro se despiertan sus mejores cualidades. Y recuerde, si se apoya en el Señor, si tiene fe como para mover montañas, si cree en el infinito poder de Dios y cree en sí mismo, vencerá, porque ¡CON EL SEÑOR USTED ES INVENCIBLE!.


8 sept 2019

Santo Evangelio 8 de septiembre 2019



Evangelio según San Lucas 14,25-33.

Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: "Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. ¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: 'Este comenzó a edificar y no pudo terminar'. ¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz. De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo."


El cristiano es peregrino, camina con Jesús


Hoy, como la vida no está muy quieta hay que caminarla. Para permanecer en el amor de Jesús, salimos a caminar las calles de nuestra ciudad, con la certeza alegre de que Él está a nuestro lado. La alegría del amor del Señor nos hace caminar juntos como peregrinos, sintiéndonos pueblo fiel de Dios; vinculados con los demás.

No podemos hacer memoria de Jesús quedándonos instalados en nuestro propio yo. El cristiano es peregrino, caminante. Jesús nos dijo que Él es el Camino y para permanecer en un Camino hay que caminarlo. No “se permanece” estando quieto. Pero tampoco yendo a mil, chocando y atropellando: Jesús no nos quiere ni quietos ni atropelladores; nos quiere pacíficamente laboriosos en el camino. Él nos marca el ritmo.

—Así caminaba María: ella, apenas recibido el anuncio del Ángel, se levantó y se puso en camino para ir a servir a su prima. Ella acompañó a su Hijo en el camino de la Cruz y acompaña a la Iglesia hacia la casa del Padre.

Ser cristiano es preferir a Cristo a todo lo demás


SER CRISTIANO ES PREFERIR A CRISTO A TODO LO DEMÁS

Por Gabriel González del Estal

1.- . Si alguna viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Cuando decimos que hay que preferir a Cristo a todo lo demás, debemos entender estas palabras en un sentido estricto. Empezando por uno mismo, por mis bienes corporales y por todos mis bienes, incluida, por supuesto, mi familia, mi dinero, mis cargos públicos y privados. Si soy una persona sana y fuerte debo poner al servicio de Cristo mi salud y mi fortaleza; si soy débil o estoy enfermo, igualmente debo poner al servicio de Cristo mi debilidad y ni enfermedad. Todos tenemos, o podemos tener nuestras propias cruces, pongamos estas cruces al servicio de Cristo. Y si nos consideramos muy felices y afortunados por lo que somos y tenemos, pongámonos enteramente al servicio de Cristo. Es decir, que lo primero en mi vida es Cristo, después viene todo lo demás.

2. ¿Qué hombre conocerá el designio de Dios? Los pensamientos de los mortales son frágiles e inseguros nuestros razonamientos, porque el cuerpo mortal oprime el alma y esta tienda terrena abruma la mente pensativa. Esta lectura del libro de la Sabiduría debe hacernos pensar en la inmensa diferencia que hay entre ciencia y sabiduría. La ciencia es producto de la razón, la sabiduría es un don de Dios. Hay muchos científicos que, en su vida diaria, se comportan como verdaderos necios, y hay personas que no tienen muchos conocimientos científicos y, sin embargo, en sus relaciones consigo mismo, con el prójimo y con Dios son un verdadero ejemplo de sensatez y sabiduría. La ciencia en sí mismo es buena, pero si no la ponemos al servicio del bien propio y del bien común se convierte fácilmente en un verdadero mal. El sabio, es decir, el que se comporta como debe consigo mismo, con los demás y con Dios es siempre un verdadero beneficio para la humanidad; no podemos decir lo mismo del que es científico pero no sabe comportarse como debe consigo mismo, con los demás y con Dios. Aspiremos a ser científicos en la myor medida que podamos, sí, pero pidamos a Dios que nos conceda sobre todo el don la Sabiduría.

3. - Yo, Pablo, anciano, y ahora prisionero por Cristo, te recomiendo a Onésimo, mi hijo, a quien engendré en la prisión. Te lo envío como a hijo. Esta carta de Pablo a Filemón, el dueño del esclavo Onésimo, a quien Pablo había convertido en la prisión, nos hace ver cómo la esclavitud era considerada legal en tiempo de Pablo, como lo ha seguido siendo considerada legal durante muchos siglos por la sociedad cristiana y por la misma jerarquía eclesiástica. Sin embargo nos hace ver también que los buenos cristianos siempre tendieron a ver a los esclavos ya en tiempos de Pablo y posteriormente por las órdenes religiosas más como hermanos que como esclavos. San Agustín, en sus monasterios no permitía hacer distinciones entre esclavos y libres, en el trato diario, tanto en el trabajo, como en la comida, los vestidos y costumbres en general. Lo mismo podemos decir de casi todas las Órdenes religiosas en general. Los cristianos de este siglo XXI tenemos que esforzarnos denodadamente para conseguir una sociedad en la que todos tengamos los mismos derechos y las mismas obligaciones como personas.