31 ago 2019

Santo Evangelio 31 de agosto 2019



Evangelio según San Mateo 25,14-30.

Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: El Reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes.A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió. En seguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco.De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos, pero el que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor. Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores. El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. 'Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los otros cinco que he ganado'. 'Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor'. Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: 'Señor, me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado'.
'Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor'. Llegó luego el que había recibido un solo talento. 'Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido.Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo!'. Pero el señor le respondió: 'Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses. Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y rechinar de dientes


La "Parábola de los talentos"

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) 
(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy, la "Parábola de los talentos" podríamos titularla como la "Parábola del siervo cobarde", ya que por miedo esconde el dinero de su señor, en lugar de invertirlo como los otros siervos, y multiplicarlo. El "talento" que se nos ha regalado, el tesoro de la verdad, nos ha sido dado como un servicio a los demás: no debe ser ocultado; tiene que ser repartido, para que obre y renueve como la levadura a la humanidad.

Hoy, en Occidente somos rápidos para enterrar el tesoro, tanto por cobardía —en el fondo, increencia— como también por negligencia: lo enterramos porque nosotros mismos tampoco queremos ser importunados por la verdad, puesto que pretendemos vivir tranquilos nuestra propia vida sin el peso de su responsabilidad.

—Señor-Dios, el don de tu conocimiento, el don de tu amor en el corazón abierto de tu Hijo Jesús, tendría que apremiarnos para hacer que todos los confines de la tierra puedan contemplar tu salvación.

No se preocupe tanto

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No se preocupe tanto

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.


La preocupación es una película mental de sucesos horrorosos que usted teme puedan ocurrirle. Cuando usted se preocupa demasiado, graba una película de horror en su subconsciente. Si usted continúa preocupándose, verá en su mente y absorberá en su subconsciente una y otra vez nuevas proyecciones de sus películas de horror y se hará un daño terrible. Los argumentos de esas películas mentales de horror que pasan por su mente pueden variar, pero el efecto en usted siempre es el mismo. 

Es interesante que cada uno selecciona las adversidades que con más probabilidad le puedan ocurrir y que más le "agradan". Estas las cultiva, las mima, las hace crecer cada vez más y las destaca en esta película mental de horror que proyecta una y otra vez en su mente. Todas las fobias, miedos y preocupaciones que se fabrican en la mente son absurdas y ridículas y, en el fondo, muy venenosas. Curiosamente, la mente no tiene cabida para las miles de adversidades que usted piensa que le pueden ocurrir. 

La preocupación lo lleva al miedo y a sentirse cada vez peor con usted mismo. Preocuparse excesivamente lo hará pedazos emocional, mental y físicamente convirtiéndolo en un neurótico. No crea que porque está preocupándose mucho por sus problemas los va a resolver. La preocupación no es pensar, sino emocionalizar y obsesionarse con un problema. Mientras más medite profundamente, con serenidad y pidiendo al Señor que lo ayude, menos se preocupará enfermiza y obsesivamente. 

La preocupación es similar a un arranque de mal humor, aunque, con el tiempo, quizás la preocupación le haga más daño que el mal humor. El arrebato de mal humor quizás le permita descargar algún veneno mental y aliviarse un poco, aunque en la mayoría de los casos lo que hace es envenenarlo. En cambio, la preocupación obsesiva bombea veneno mortal a su mente hasta que llena e inunda todo su ser y lo convierte en un saco de nervios, agotándolo poco a poco. El agotamiento nervioso lo puede llevar a situaciones muy lamentables. 

¿Qué hacer a nivel mental? Sabía usted que si recuerda todas las preocupaciones que ha tenido en su vida pasada, la mayoría de las que usted eligió para preocuparse nunca sucedieron. Fueron miedos que nunca se realizaron. La mayoría de las pocas adversidades que sí le sucedieron no fueron tan desastrosas como usted pensó que serían. Tal vez le hicieron menos daño que la angustia que sufrió preocupándose por esos sucesos. Por otro lado, preocuparse no impidió que sucedieran; es más, si se hubiera preocupado menos, reflexionado mejor y actuado más, muchas de esas adversidades nunca hubieran ocurrido. Tal vez algunas situaciones que usted eligió para preocuparse sucedieron tan desagradablemente como usted, en su preocupación, consi-deró que sucederían. Pero, en parte, fue así porque usted mental y emocionalmente las fue «llamando a la realidad». Usted condicionó de tal manera su mente que no encontró soluciones porque le entró horror y pavor pensando en lo que podría venir. Cuando llegó, usted no estaba preparado para afrontar el problema. Si usted se hubiera preparado mejor y preocupado menos, hubiera resuelto el problema y, al mismo tiempo, no hubieran sucedido cosas tan lamentables como las que ocurrieron. 

La preocupación excesiva nunca hace bien; al contrario, hace un daño terrible. La preocupación jamás impide que suceda algo; más bien como que permite que ocurra. Usted no podrá eliminar las dificultades simplemente preocupándose. Detenga, pues, esa auto-tortura de estar proyectando constantemente películas de horror, preocupación y miedo. Limpie ya su mente de esas horribles películas. Preocúpese menos, piense mejor y actúe más. Borre de su mente las ideas negativas y limpie sus emociones del miedo. Haga un esfuerzo por ser una persona más lúcida, tranquila, serena y confiada en el Señor. Preocúpese menos para mantenerse más sereno y equilibrado. ¿Por qué simplemente le entrega todas sus preocupaciones al Señor? Haga una limpieza en su alma y entregue a Jesús todo aquello que le preocupa. Verá que se sentirá muchísimo mejor. 

Recuerde la frase tan hermosa del Evangelio en la que el Señor dice, «Si los lirios del campo Dios los viste con esplendor, y a las aves del cielo Dios les da alimento, por qué preocuparse ustedes que son hijos de Dios. "Busquen primero el reino de Dios y lo demás les vendrá por añadidura." (Lc 12, 22-33) Tranquilícese, no se preocupe tanto, trate de tomar la vida con más calma, confíe más en el Señor y entréguese más a El. Quien vive en Dios lo tiene todo. Confíe más en el poder divino del Señor porque con El las cosas marchan mejor. No olvide que, CON DIOS, SOMOS . . . ¡INVENCIBLES! 


La Madre


La Madre

Autor: 



Quizás los cristianos no hemos comprendido plenamente cuánto valemos para Jesús y su Madre. Tal vez, meditando en su pasión nos engañemos al pensar que todo ha concluido con la muerte en la cruz. Sin embargo, el sufrimiento del Hijo de Dios y de María todavía no se ha completado, porque los hombre somos pecadores. Doquiera que exista un pecador sobre la faz de la Tierra, se infligirá una herida en el cuerpo de Jesús y en el Corazón de María.

Continúa el horrendo suplicio. La partida hacia el Gólgota era larga y más dura aún por la condición física y la pesadez de la cruz que, en ese estado, me pesaba como una roca sobre la espalda ensangrentada. El mal del pecado oscurecía la mente y yo era empujado como un animal llevado al matadero. El ruido de la multitud a lo largo del sendero, las burlas e insultos se sumaban al gran dolor, donde pusiera los ojos los hallaba soltando odio, rencor, perfidia, desprecio y un cruel disfrute de mi sufrimiento. Estaba solo en un mar de dolores. El pueblo que me había exaltado con hossanas, ahora estaba sediento de sangre y deseaba con odio la muerte del inocente. ¿Dónde esta ahora el recuerdo de su Dios? Con el corazón endurecido estaban listos, como una hiena, a deleitarse en su presa.

En medio de aquella confusión, en el tremendo avanzar, caminando, encuentro a mi Mamá en la tierra. Estaba esperando a su hijo condenado a muerte. ¡Qué maravilloso acto de amor me demuestra! Sin importarle el furor del pueblo, quería estar cerca mío, que tremenda fue su sorpresa al verme en ese estado. Con sus ojos privados del llanto vio las heridas y la sangre fluyendo de las espinas incrustadas en la cabeza y de la espalda. Vio el temblor de mi cuerpo febril y el intenso dolor. Ella estaba horrorizada de tanto, debilitada por las noches de insomnio, por las copiosas lágrimas derramadas y el dolor de saber que su hijo, condenado a muerte, estaba ahí. No podía abandonar al hijo que su Dios generó en su vientre.

En medio de aquella confusión, en el tremendo avanzar caminando encuentro a mi Mamá en la tierra. Estaba esperando a su hijo condenado a muerte. ¡Qué maravilloso acto de amor me demuestra! Sin cuidado del furor del pueblo, quería estar cerca mío, que tremenda fue su sorpresa al verme en ese estado. Con sus ojos privados del llanto vio las heridas y la sangre fluyendo de las espinas incrustadas en la cabeza y de la espalda. Vio el temblor de mi cuerpo febril y el intenso dolor. Ella estaba, horrorizada de tanto, debilitada por las noches de insomnio, por las copiosas lágrimas derramadas y el dolor de saber que su hijo, condenado a muerte, estaba ahi. No podía abandonar al hijo que su Dios generó en su vientre.

En su mirada descubro el intenso amor, la piedad, el deseo de reemplazarme, si hubiera sido posible, en este sacrificio. La mamá, que de niño me acunaba tiernamente sobre su corazón, ahora no podía siquiera extenderme su brazo. Viéndola así, aplastada y apenada, pronuncié la palabra más bella: ¡Mamá! Fue un grito de mi corazón, el estallar de tanto dolor, amargura y calor humano. Ella comprendió todo esto y su corazón se unió al mío. Su amor destiló cual una gota de rocío sobre un pétalo al sol y respondió: ¡Hijo!

En aquella dulce palabra de entrega estaba el amor, la adoración, la infinita piedad, la inmensa ternura, en esa palabra todo se detuvo. En aquel mar de odio había encontrado a la persona más querida y amada. Un instante, pero estaba en el transcurso del camino y debía retomarlo con el pesado leño que me cargaron al partir. Gracias, Mamá por esto que has hecho, ahora vuelvo al camino del dolor pero tú estás en mi corazón.

Fuente: Grito de amor

30 ago 2019

Santo Evangelio 30 de agosto 2019



Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,1-13):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas." Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis." Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.»

La certeza de la palabra de Jesús sólo se prueba en el "ensayo"

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) 
(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy, Jesucristo muestra cómo debe concretarse la "vigilancia" (ya mencionada en el capítulo anterior del "Discurso Escatológico"). Con la "Parábola de las vírgenes necias y prudentes" insiste en que al cristiano no le basta con esperar, debe "actuar"; no basta con "estar" en la Iglesia, sino que hay que mantener viva la fe y hacer buenas obras.

"Vigilancia" no significa salir del presente, olvidando el cometido actual, sino actuar —aquí y ahora— tal como se debería obrar ante los ojos de Dios. "Vigilancia" implica, sobre todo, apertura al bien, a la verdad, a Dios, en medio de un mundo a menudo inexplicable y acosado por el poder del mal. "Vigilancia" comporta que el hombre busque con todas las fuerzas y con gran sobriedad hacer lo que es justo, no viviendo según sus propios deseos, sino según la orientación de la fe.

—La verdad de tu palabra, Jesús, no es exigible teóricamente: su certeza sólo se prueba en el ensayo, adentrándome en tu voluntad.

No se deje manipular



No se deje manipular

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.


Las ovejas, por su sentido de conservación, siempre permanecen con el rebaño. Cualquier deseo de aventura o exploración, incluso para obtener alimento o agua, es reprimido instintivamente porque presienten el peligro que asecha más allá del círculo protector del rebaño. 
Muchas personas actúan como si fueran ovejas y abandonan el control de sus vidas en manos de otros. Andan vacilantes y solitarios, esperando la orden de otros para actuar. Sin metas, prioridades o alguna estrategia de vida que sea auténticamente suya, van a la deriva siguiendo al rebaño a través de una pradera interminable de mediocridad, incapaces de liberarse o de lograr ni una mínima parte de los sueños que han acariciado. 

Si usted permite que los demás controlen su vida, deposita en manos de ellos su futuro, renuncia a su derecho de elegir y tomar buenas decisiones y además elimina su oportunidad para madurar. 

Usted puede dejar atrás el rebaño, controlar su vida, establecer y realizar sus propias metas, puede erguirse por sí mismo, decir NO en vez de SI y actuar en vez de dejar que otros lo hagan por usted. En otras palabras, solamente de usted depende evitar que lo manipulen. 

Usted no es una oveja sino un ser humano. Ni su familiar más cercano ni un superior puede adueñarse de su vida, decidir por usted ni obligarlo a que haga algo que no quiere. Eso es absurdo y atenta contra su dignidad humana y la libertad que Dios le dio para decidir lo que crea más conveniente en su vida. No está bien que otras personas lo sugestionen, manipulen y gobiernen su vida y hagan de usted una marioneta o un títere. 

Es voluntad del Señor que haga el máximo esfuerzo para gobernar su propia existencia. Usted no es una oveja perdida, porque Dios está con usted en cada momento de su vida. El quiere que cada persona tome las riendas de su vida y decida su propio destino. ¡Asuma ese control! 

No se deje llevar por la mentalidad y las influencias del mundo exterior ni haga únicamente lo que dicen y hacen los demás. Si usted se abandona así, será una criatura ajena a su propio ser, una superficie de inseguridad movida por los vientos de las circunstancias. Si usted no controla su propia existencia, esas circunstancias u otras personas lo harán. 

Usted no tiene que ser como los demás, sino ser usted mismo y aceptarse tal y como es. No debe ser simplemente un objeto que es controlado por otros. Es necesario e importante que usted piense, se aprecie y decida por sí mismo. Sea el artífice de un cambio en el rumbo de su vida. 

En la medida en que usted sea independiente, autónomo y con confianza y seguridad en sí mismo y su potencial, podrá entregar su propio ser más plena y auténticamente a Dios, a las causas justas y a otros que lo necesitan. En cambio, si usted es débil y acepta ser dominado o dirigido totalmente por otras personas, no tendrá nada que ofrecer a los demás. 

Usted fue creado por Dios a Su imagen y semejanza, tal y como es, con sus dones, cualidades, virtudes y también con defectos y fallas. Acéptese y sea usted mismo, esa persona original, autónoma e independiente que Dios quiere que sea. Tome el control de su vida y piense más por sí mismo. Usted tiene mucho que decir y contribuir. El mundo necesita y está esperando su originalidad y su aporte valioso. Comience ya a cambiar para ser una persona más madura. 

Una vez que usted acepte la responsabilidad de sus acciones, sin avergonzarse ni presentar excusas ni esperar la aprobación y el aplauso de otros para hacer las cosas, sino porque está convencido de que está bien hecho y de acuerdo con la voluntad de Dios, con su conciencia y la situación histórica del momento, será una persona maravillosa y podrá aportar mucho al mundo y a la sociedad. Pero si usted espera la aprobación y el aplauso de otros para actuar y se ofende, se deprime y se entristece cuando alguien lo critica o rechaza lo que hace está actuando como una simple oveja o marioneta y siempre será manipulado por los demás. 

La persona que se conoce a sí misma y controla su vida puede enfrentarse con más éxito a la ansiedad y el conflicto porque está segura de su propia capacidad. Esa persona puede disfrutar de la vida, enfrentar cualquier cambio y triunfar en cualquier situación. Para esa persona no importa lo que traiga el mañana porque tiene la autosuficiencia necesaria y confianza y fe en sí mismo. Mantenga su autocontrol, refuerce el significado y valor de su propio yo para tener un sentimiento más pleno de su propio valor y existir. Sólo se tiene una vida y tenemos la responsabilidad ante Dios de vivirla a plenitud. Recuerde que Dios es el único a quien usted puede entregar su vida ciegamente y con entera confianza. Sólo CON EL, USTED PODRÁ SER . . . ¡INVENCIBLE! 



29 ago 2019

Santo Evangelio 29 de agosto 2019



Evangelio según San Marcos 6,17-29.

Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado. Porque Juan decía a Herodes: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano".Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía, porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto. Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea.

La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras y te lo daré".Y le aseguró bajo juramento: "Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino". Ella fue a preguntar a su madre: "¿Qué debo pedirle?". "La cabeza de Juan el Bautista", respondió esta. La joven volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: "Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista". El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla.

En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan.El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre.

Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.

El martirio de san Juan Bautista (¿qué es un mártir?)

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) 
(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy, en el martirio de san Juan Bautista contemplamos a Jesucristo como modelo de "mártir". El Bautista dio la vida por defender coherentemente la verdad sobre el matrimonio. Esto es justamente el "martirio": obedecer al "Señor de los señores", con todas sus consecuencias, sin ceder a subterfugios.

Desde sus orígenes el cristianismo entendió el martirio como "liturgia" ("identificarse con Cristo…") y como "acontecimiento sacrificial" ("…con Cristo sufriente con amor"). En el martirio el cristiano es llevado totalmente dentro de la obediencia de Cristo, dentro de la liturgia de la cruz y, así, dentro del verdadero culto (rindiendo totalmente el corazón al Padre). San Ignacio de Antioquía, por ejemplo, decía ser como el "trigo de Cristo", que debía ser triturado para convertirse en "pan de Cristo". 

—Jesús, concédeme el don de la disponibilidad para sufrir contigo. Porque "cristiano" y "mártir" son equivalentes: en las tribulaciones de la vida ordinaria puedo transformarme en "pan" que comunica el misterio de Cristo, siendo "ofrenda" para Dios y para los hombres. 

No espere hasta mañana

NO dejes para mañana, lo que puedes hacer hoy - GRAN ENSEÑANZA - YouTube

No espere hasta mañana

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.


Nunca deje para mañana lo que puede hacer hoy. Este consejo de Benjamín Franklin lo hemos escuchado tantas veces, de los papás, los maestros y de tanta gente. Sin embargo, a pesar de que reconocemos la gran verdad de este principio, por lo general manejamos nuestra vida como si las palabras se transpusieran y más bien se quisiera decir "nunca hagas hoy lo que puedas dejar para mañana". 
Desafortunadamente no hay un mañana. El mañana solo puede encontrarse en el calendario de los tontos, como dice Og Mandino. Para ellos mañana es el día en que iniciarán la jornada hacia el éxito y la felicidad: mañana se reformarán, trabajarán más arduamente, cambiarán sus hábitos, recuperarán las amistades perdidas, saldarán viejas deudas y harán una solicitud para un mejor empleo. Pero el mañana jamás llega. 

Incontables vidas que ofrecían tantas promesas se han desperdiciado en esa inútil postergación. El niño piensa que actuará cuando sea más grande; el niño más grande cuando sea un joven; el joven cuando sea un adulto; el adulto cuando se case y el casado cuando se jubile. Cuando llega el momento de la jubilación, vuelve la mirada atrás sobre el camino recorrido y se da cuenta de que perdió muchas oportunidades y enterró muchas ilusiones. La felicidad y el éxito son absolutamente incompatibles con la postergación y el dejarlo todo para mañana. Hay que curarse de este mal hábito. 

Ahora bien, si usted es una persona que deja todo para mañana, es como la mayoría de la gente. Si se trata de un asunto grave o importante, difícilmente transcurrirá un día sin pensar que debería resolverlo, pero lo deja para más tarde. En este momento quizás se encuentre posponiendo un buen número de tareas que quisiera desempeñar pero por alguna razón sigue dejando sin hacer. Pero es posible que usted decida que ya no va a seguir viviendo con la ansiedad que acompaña a esa forma de vida. 

La postergación es algo muy difícil de curar si no está realmente determinado a hacerlo. De hecho, son muy pocas las personas que pueden decir con absoluta honestidad que no son morosas en este sentido. A pesar del hecho de que el dejar todo para mañana es una actitud nociva, en realidad es un escape para no vivir en toda su plenitud el momento presente. 

Sabía usted que el aburrimiento es un efecto de la postergación. La vida en sí no es aburrida, pero ciertas personas eligen el aburrimiento y esto conlleva la incapacidad de emplear el momento presente en una forma personalmente satisfactoria. Cuando una persona deja las cosas para después, emplea sus momentos presentes en no hacer nada. El no hacer nada lleva al aburrimiento. 

Todos los deseos y las esperanzas que no se cumplen en la realidad con una acción concreta son una pérdida de tiempo y constituyen el desatino de aquellas personas que viven en el país de la fantasía. Ninguno de esos deseos y esperanzas llegará jamás a realizarse si no hay en verdad una acción decidida, pero ya, en este momento. Estas convenientes frases son simplemente el escape de muchas personas y les impide emprender las tareas que deben tener la suficiente importancia como para encontrarse en su lista de actividades de la vida. Usted puede hacer cualquier cosa que mentalmente haya decidido llevar a cabo porque Dios lo hizo fuerte, capaz y de ninguna manera frágil. Pero al dejar las cosas para algún momento futuro está cediendo a la evasión, a la duda de sí mismo y al autoengaño. Dejar las cosas para después es un movimiento interno negativo que lo aleja de las oportunidades del presente y dirige su mente a una vana esperanza de que las cosas en el futuro serán mejores pero no hace nada para que eso suceda. Simplemente se aliena con falsas y vanas ilusiones. 

En vez de consumir sus momentos presentes con toda clase de ansiedades que lo inmovilizan y que se deben a todo lo que está dejando sin hacer, convénzase de que se está engañando. Sea un hacedor, una persona que no vive deseando, esperando, criticando, sino haciendo, haciendo, haciendo. 

Usted no sabe el tiempo que le queda de vida. Haga eso que para usted es importante, bueno, noble y santo. ¡Vamos, muévase, despierte! No deje para mañana lo que pueda hacer hoy, porque el Señor está esperando que usted actúe. El le ha dado todo lo que necesita para actuar. Con Dios, usted podrá superar cualquier problema, porque CON EL, USTED ES . . . ¡INVENCIBLE! 

28 ago 2019

Santo Evangelio 28 de agosto 2019



Día litúrgico: Miércoles XXI del tiempo ordinario

Ver santoral 28 de Agosto: San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia

Texto del Evangelio (Mt 23,27-32): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos, y decís: ‘Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!’. Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!»

+ Rev. D. Lluís ROQUÉ i Roqué 
(Manresa, Barcelona, España)

Hoy, como en los días anteriores y los que siguen, contemplamos a Jesús fuera de sí, condenando actitudes incompatibles con un vivir digno, no solamente cristiano, sino también humano: «Por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad» (Mt 23,28). Viene a confirmar que la sinceridad, la honradez, la lealtad, la nobleza..., son virtudes queridas por Dios y, también, muy apreciadas por los humanos.

Para no caer, pues, en la hipocresía, tengo que ser muy sincero. Primero, con Dios, porque me quiere limpio de corazón y que deteste toda mentira por ser Él totalmente puro, la Verdad absoluta. Segundo, conmigo mismo, para no ser yo el primer engañado, exponiéndome a pecar contra el Espíritu Santo al no reconocer los propios pecados ni manifestarlos con claridad en el sacramento de la Penitencia, o por no confiar suficientemente en Dios, que nunca condena a quien hace de hijo pródigo ni pierde a nadie por el hecho de ser pecador, sino por no reconocerse como tal. En tercer lugar, con los otros, ya que también —como Jesús— a todos nos pone fuera de sí la mentira, el engaño, la falta de sinceridad, de honradez, de lealtad, de nobleza..., y, por esto mismo, hemos de aplicarnos el principio: «Lo que no quieras para ti, no lo quieras para nadie».

Estas tres actitudes —que podemos considerar de sentido común— las hemos de hacer nuestras para no caer en la hipocresía, y hacernos cargo de que necesitamos la gracia santificante, debido al pecado original ocasionado por el “padre de la mentira”: el demonio. Por esto, haremos caso de la exhortación de san Josemaría: «A la hora del examen ve prevenido contra el demonio mudo»; tendremos también presente a Orígenes, que dice: «Toda santidad fingida yace muerta porque no obra impulsada por Dios», y nos regiremos, siempre, por el principio elemental y simple propuesto por Jesús: «Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’» (Mt 5,37).

María no se pasa en palabras, pero su sí al bien, a la gracia, fue único y veraz; su no al mal, al pecado, fue rotundo y sincero.

¡No! a la droga

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¡No! a la droga

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.


Las drogas destruyen al ser humano. Mire usted esta carta publicada hace mucho tiempo en el diario The New York Times. Un joven de 18 años, Percy Patrick Byron, de Joliet, Illinois, la escribió momentos antes de quitarse la vida, pegándose un tiro en la sien. El tomó la fatal decisión después de estar siete meses dominado por la droga. Dice él, "si alguien te ofrece una droga, sé más hombre y más integro de lo que fui yo y recházala. Que mi error sirva para algo. No quiero que ningún joven atraviese el infierno que yo he pasado." 
La angustia de Percy es estremecedora. Pero escuche cómo se inició en el consumo de drogas: "Estos amigos te ofrecen la droga por primera vez gratis. Después te obligan a pagarla. Más tarde te venden drogas más fuertes a precios reducidos y, una vez que hayas picado, te cobran cifras astronómicas. Ten presente que el mismo amigo que te ofrece la hierba, más tarde te ofrece la heroína. El hace dinero mientras te destruye. La gente con la que tratas acaban contigo a la menor oportunidad que les des." 

El patético y desgarrador final de este documento es un mensaje para todos los drogadictos, en el que se refleja de una manera evidente lo que queda en el consumidor de estupefacientes después de la supuesta felicidad del "viaje": "Las drogas nublaron mi ideal del amor, destruyeron mis ambiciones y arruinaron mi vida familiar, que tanto significaba para mí antes que las drogas llegaran. Sólo deseo en lo profundo de mi alma haber podido cumplir alguna misión mientras estuve en el mundo y qué triste me voy de él. Las drogas te dan momentos cortos de felicidad, pero en cada uno de estos momentos reina un siglo de tristeza que nunca te abandonará." Una vez finalizada la carta, Percy, con todo el esplendor y vigor de su juventud, puso fin a sus días. Las drogas se cobraban la vida de otra persona. 

Reflexionemos y meditemos en el terrible daño que hacen las drogas al ser humano, de los estragos espantosos que está causando la droga en la humanidad. 

¿Qué pasa con los jóvenes? ¿Por qué están consumiendo tanta droga en el mundo de hoy? De hecho, sectores especialmente estudiantiles de todo el mundo están consumiendo más drogas y muchos jóvenes siguen buscando nuevas y más fuertes sensaciones y placeres. Tienen problemas familiares y de adaptación social muy serios, muchos de ellos sufren problemas psicológicos y de adaptación social por efectos de malas amistades. Lo cierto es que toman el terrible y nefasto camino que lleva hacia el abismo, del que después es muy difícil salir. 

El problema es terrible porque es muy fácil para el que comienza a consumir drogas adquirir el hábito y la dependencia que llevan a la esclavitud. Cuando menos se piensa, la persona que estaba consumiendo droga en pequeña escala en fiestas, por no quedar mal ante los amigos, por experimentar cosas nuevas, poco a poco va probando drogas más fuertes y eventualmente se convierte en un adicto, de lo que es muy difícil volver atrás. Las drogas menores atraen a las drogas mayores. 

El "viaje" que realizan los drogadictos los libera de ciertas inhibiciones de la vida ordinaria, mas los efectos empeoran: la cocaína produce insomnio, pérdida de peso y degeneración, la heroína afecta el sistema nervioso central, la LSD, que parece ser la droga más peligrosa que existe, tiene efectos horrorosos en el organismo y los resultados son penosos, ya que puede causar enfermedades graves y hasta a la muerte. 

El drogadicto envejece degeneradamente enseguida. Curiosamente, los expertos de la Comisión de Drogas de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) declararon en una conferencia en Ginebra que el hashish, en gran cantidad, puede causar efectos semejantes al LSD y además deformaciones en niños recién nacidos por los efectos del consumo de sus madres. 

Detrás de todo esto hay un negocio espantoso y también un drama humano muy grande. ¿Por qué la niñez y la juventud se dedica tanto al consumo de las drogas? ¿Qué está pasando en nuestro mundo? ¿Será que no encuentran felicidad en su medio ambiente ni razones profundas por qué vivir? ¿Será que no les estamos dando lo que ellos necesitan, como por ejemplo la presencia de Dios? Preguntémonos qué está sucediendo con nuestra juventud y, sobre todo, nuestros niños. 

Pidamos mucha ayuda a nuestro Señor, que todo lo puede, para que bendiga y proteja a todos los niños y jóvenes del mundo para que crezcan sanos y también por los adultos, para que no sufran este terrible y trágico drama. Pidamos también por todos nosotros para que cada día seamos mejores. Y no olvidemos que CON DIOS, SOMOS . . . ¡INVENCIBLES!


27 ago 2019

Santo Evangelo 27 de agosto 2019



Lectura del santo evangelio según san Mateo (23,23-26):

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el décimo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad! Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera.»

Palabra del Señor

La "lógica del don" (Doctrina social de la Iglesia)

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) 
(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy, la crisis nos obliga a revisar nuestro camino, porque el desarrollo sufre desviaciones dramáticas. El hombre no puede prescindir de su naturaleza "trascendente": no es autor de sí mismo; debe vivir abierto a Dios y a los demás. Está creado para el "don", para amar. Pero frecuentemente priorizamos ante todo la productividad y la utilidad. Cristo nos dice: la fe hace posible la misericordia y ésta perfecciona la justicia. 

La "ciudad del hombre" no se promueve sólo con relaciones de derechos y deberes, sino con relaciones de gratuidad, de misericordia y de comunión. El binomio exclusivo "mercado-Estado" corroe la sociabilidad, mientras que las formas de economía solidaria crean sociabilidad. El mercado de la gratuidad no existe y las actitudes gratuitas no se pueden prescribir por ley. Sin embargo, tanto el mercado como la política tienen necesidad de personas abiertas al "don recíproco": esto es fruto sólo de la caridad.

—Señor, sin la gratuidad, típica de tu Amor, no puede haber justicia. ¡Ábrenos el corazón!

Necesitamos silencio

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Necesitamos silencio 

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.


En este mensaje al corazón le decimos, ¡Necesitamos Silencio! Sí necesitamos silencio en nuestras vidas para poder vivir a plenitud. Necesitamos silencio en nuestros corazones para contemplar las maravillas que nos rodean: la naturaleza con sus diferente tonalidades de verdes, los colores de las amapolas, de los lirios, de las rosas, las formas caprichosas de las rocas, la majestuosidad de las montañas, la humildad de las pequeñas colinas, la paz de los valles. La belleza de un atardecer, o de una noche de luna, o de un día soleado de campo se pierde porque nos falta silencio y soledad para contemplarlos. 

Se necesita silencio para meditar en esos gestos de amor que tiene mucha gente para con nosotros. Para saborear la ternura de una madre que ama a sus hijos. Para contemplar la comprensión de nuestro amigo que no nos falló en los momentos de crisis. Para contemplar esos actos misericordiosos y llenos de perdón que ha tenido la gente que nos ama. 

Necesitamos silencio para ver la belleza escondida en el rostro sucio y travieso de un niño, en el candor e inocencia de un nene durmiendo, en la grandeza escondida de un pequeño que irá creciendo y se irá haciendo un hombre lentamente, y que ya tiene esa grandeza en potencia, en germen. 

Se necesita silencio para poder contemplar la grandeza de tantas vidas heroicas, que han brindado lo suyo para hacer de este mundo un mundo mejor y que han estado muy cercanos a nosotros brindando su pan, su consejo, su amor, su perdón, su comprensión. 

Se necesita silencio para contemplar la paciencia que han tenido algunos con nosotros, para contemplar también el porqué oculto, pero dramático, que incluyen y mueven a algunos a realizar actos buenos y a otros a realizar actos ofensivos y dañinos. Se necesita silencio para ver en estos últimos, sus traumas, sus frustraciones, sus fracasos, las tinieblas que poco a poco envuelve sus vidas y que los lleva a eso. Se necesita silencio para perdonarlos y comprender su pobre situación. 

Se necesita silencio para admirar los gestos sencillos, pero cargados de amor que mucha gente en la vida realiza. Se necesita silencio para que el esposo escuche los latidos del corazón amoroso y tierno de su esposa, su fidelidad, su paciencia y viceversa. Por falta de silencio se ahogan oportunidades maravillosas de amar, porque el ruido nos impide pensar, el ruido nos impide reflexionar, el ruido nos impide en definitiva amar. 

Necesitamos silencio para contemplar la presencia de Dios que está en tí, que está en mí; la presencia del Señor que es nuestro eterno acompañante, nuestro más fiel amigo, el que siempre nos ama muy a pesar de nuestros pecados. 

Necesitamos silencio para poder escuchar a Dios. El silencio es necesario para la contemplación de la Verdad. Leer la palabra de Señor y orar en silencio nos ayudará a saber quién es Dios para nosotros. 

Necesitamos silencio para escuchar la voz del que sufre, la voz del que padece, el lamento del que nos necesita. Hay mucho lamento de soledad, de miedo, de dolor, de hambre, y de vacío de Dios. Hay mucha gente que sufre y el ruido en que vivimos nos impide contemplar el sufrimiento y el dolor de tanta gente. Necesitamos silencio para escucharlos. 

Necesitamos silencio porque la lengua es un arma muy peligrosa, y fijémonos cómo usamos nuestra lengua. ¿Qué decimos?, ¿Cómo lo decimos?, ¿Qué transmitimos generalmente? Muchas veces transmitimos angustia, sospechas, miedos, intrigas, tensión. Y muchas veces no dejamos que los demás hagan su silencio. Con nuestro ruido robamos a los otros la paz que podrían tener. 

En el silencio, María, en una profunda oración recibió el anuncio del ángel, y en el silencio el Verbo se hizo carne. En el silencio de una noche estrellada, apartada de la ciudad nació Jesús. En el silencio del taller de Nazaret, Jesús trabajaba y meditaba en las cosas de su padre. En el silencio de las montañas y los lagos hablaba Jesús con su Padre Dios. 

En el silencio se han concebido las grandes obras artísticas, científicas y filosóficas. En el silencio muchos hombres se han hecho grandes, porque han podido pensar. 

¿Por qué no hace del silencio su mejor aliado en esta sociedad tan ruidosa? En el silencio encontrará la paz, el equilibrio, la serenidad y sobre todo en el silencio encontrará a Dios y no se olvide, ¡CON EL SOMOS INVENCIBLES! 



26 ago 2019

Santo Evangelio 26 de agosto de 2019



Lectura del santo evangelio según san Mateo (23,13-22):

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis digno del fuego el doble que vosotros! ¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga!" ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: "Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga." ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar jura también por todo lo que está sobre él; quien jura por el templo jura también por el que habita en él; y quien jura por el cielo jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él.»

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) 
(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy consideramos el 2º Mandamiento de la Ley de Dios: "No tomarás el nombre de Dios en vano". En positivo, debemos respetar el nombre del Señor. Jesucristo reprocha a los escribas y fariseos abusar del nombre de Dios, puesto que —mediante una compleja casuística que habían inventado— sabían encontrar subterfugios para usar retorcidamente (¡siempre en beneficio propio!) el juramento.

Dios —como un regalo— nos ha revelado su Santo Nombre: debemos guardarlo en la memoria, en un silencio de amorosa adoración. Sin embargo, de ninguna palabra se ha abusado tanto como de la palabra "Dios". Un solo ejemplo: los cinturones del ejército nazi llevaban grabada la frase "Dios con nosotros". Aparentemente se honraba el nombre de Dios, pero —en realidad— se le profanaba gravemente para los propios fines. Esas profanaciones de su nombre van desfigurando el rostro de Dios, hasta hacerlo irreconocible.

—Dios mío, quiero adorarte invocando muchas veces tu Nombre "tres veces Santo", y deseo alzar tu dulce nombre de Dios-Hombre: ¡Jesús!

Nadie puede escapar de la Cruz

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Nadie puede escapar de la Cruz

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.


A nosotros nos gustan los estados gozosos y de alegría; pero la vida cristiana se compone de dicha y dolor, de alegrías y penas, de experiencias gozosas de Cristo y de agonías; porque estamos siempre muriendo a cosas que no nos convienen. Nadie puede vivir la redención sin el padecimiento, el domingo de resurrección sin el viernes de calvario. Entonces, todos tendemos a los estados gozosos y de alegría; es más, nos gustaría estar todos los días jubilosos, contentos, felices, sonrientes, de buen humor. ¡Y qué lindo es intentar mantener un estado estable en nuestra sicología, en nuestras emociones! ¡Qué bueno sería que pudiéramos mantenernos siempre serenos, tranquilos y sonrientes! Pero la vida, ¡ay la vida!, nos golpea constantemente con sus dolores y sufrimientos.

Nadie puede escaparse de las cruces. Algunas de las cruces nosotros mismos nos las imponemos cuando asumimos el pecado y sus consecuencias. ¡Cuidado, hay cruces que no son queridas por el Señor! Usted se convierte en un alcohólico y tiene que llevar, entonces, esa cruz además de las otras. Tiene que pagar las consecuencias, en esta vida, de su pecado de alcoholismo. Dios no quería que usted fuera alcohólico. O sea, hay cruces que usted se las impone, porque le da la gana y hay que asumirlas; porque el que pecó, que asuma las consecuencias de su pecado.

Además de esas cruces, el Señor impone otras que Él sí quiere para que usted se santifique. Y la única postura evangélica adecuada es la de asumir esas cruces con valentía, con entusiasmo, pidiéndole al Señor que nos dé las fuerzas para llevarlas. ¿Y sabe usted una cosa?, en toda vida hay un cirineo. En todo camino al calvario, llevando nuestras cruces, aparece Jesús que agarra la parte de atrás, la levanta y la pone sobre sus hombros y uno siente un alivio en ese peso. Si lo dejamos caminar con nosotros, Él se pone atrás y asume la parte más pesada. Pero si decimos: No, yo me encargo, yo llevo mis cruces, yo puedo solo, a la vuelta de la esquina estaremos en el suelo con las cruces tiradas. Porque solos sin Él, ¿qué podemos hacer? Entonces, cruces que aparecen, cruces que llegan, cruces no queridas - que son las que Dios quiere - y cruces procuradas por nosotros (por nuestros pecados y sus consecuencias): todas están allí y usted anda quizás desbaratándose, porque son muchas cruces. Lleva una, se le cae la otra, se pone dos y se le cae aquélla. Solamente con Él, se pueden llevar todas las cruces.

Algunas desaparecen, porque uno también va pagando sus pecados en esta vida. Llega un momento en que usted ya, pues, pagó su deuda espiritual y desapareció una cruz. ¡Ay, al fin dejé esa cruz; bendita cruz que me hizo sufrir tanto, pero me santificó! Yo me metí en ese problema, yo tengo que pagar la deuda que yo adquirí por meterme en ese lío. Entonces, esa cruz que es consecuencia del pecado puede ser motivo maravilloso de salvación. Y yo conozco personas que habiendo sido alcohólicas, habiendo estado en situaciones de perdición total, se recuperaron, se reconciliaron con Dios y esos pecados y esas cruces les sirvieron para evangelizar a otros. Dios sabe aprovechar lo que en sí es malo y transformarlo en bueno.

Las otras cruces, las que el Señor nos impone, son las que nos santifican aun más. Hoy el Señor nos está diciendo lo siguiente: Despierta ya, alma mía, y descubre en esas tragedias, en esas enfermedades, en esos problemas en que te encuentras, en esas dificultades; descubre allí la mano bendita del Señor que te señala las cruces que te santificarán y acéptalas y asimílalas y llévalas con dignidad, como Cristo caminó al calvario. Te caerás una y tres veces como Él, pero te levantarás con el poder y la fuerza del Señor. ¡Y no olvides, con Dios, somos invencibles!



25 ago 2019

Santo Evangelio 25 de agosto 2019




Evangelio según san Lucas (13,22-30), del domingo, 25 de agosto de 2019

Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,22-30):

En Jesús pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén. Uno le preguntó: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». Él les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: Señor, ábrenos; pero él os dirá: “No sé quiénes sois”. Entonces comenzaréis a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”. Pero él os dirá: “No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”. Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.

Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».

Palabra del Señor

El "mito del progreso"

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) 
(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy, la mención que Jesús hace de la "puerta estrecha" cuestiona el "mito del progreso". Las ideologías —demolida la esperanza en el más allá— imponen el progreso como norma del obrar político y humano en general. Aunque en los últimos años se han logrado enormes progresos (tecnológicos, científicos), sigue siendo actual la ambivalencia de este progreso: éste empieza a amenazar a la creación, que es la base de nuestra existencia.

Es indispensable orientar el progreso según criterios morales. Ante todo, se debe considerar que el progreso se extiende a la relación del hombre con el mundo material, pero eso no da lugar —como el marxismo y el liberalismo habían enseñado— al hombre nuevo, a la nueva sociedad. El hombre como hombre sigue siendo igual, tanto en las situaciones primitivas como en las técnicamente desarrolladas. El ser hombre vuelve a comenzar de cero con cada ser humano.

—Jesús, tú nos has señalado el camino del crecimiento humano en lo alto de la Cruz y en el horizonte de la eternidad.

Manténgase siempre en paz

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Manténgase siempre en paz

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.

Queremos ayudarlo a crecer en el espíritu, por eso le ofrecemos estos consejos:

ESTÉ ATENTO A POSIBLES NEUROSIS: Debemos estar atentos a la enfermedad de la neurosis. Es la enfermedad del siglo XXI. Padecer de neurosis es muy común y no es señal de desequilibrio o anormalidad. Son los más inteligentes los que están expuestos a padecerla y es en sí un grave peligro para la paz.

-La persona equilibrada acepta las penas, desdichas, calamidades y contrariedades de la vida con calma y serenidad.

-La persona neurótica estalla con arranques de ira a la menor contrariedad.

-La persona equilibrada se siente demasiado ocupada en la vida para dedicar el tiempo a lamentarse.

-La neurótica vive quejándose de sí misma y de los demás. Su vida es una sinfonía de lamentos.

-El equilibrado se siente contento de estar viviendo.

-El neurótico siente un deseo sutil de desaparecer.

-El equilibrado es flexible, sabe comprender a los demás y no convierte en tragedia los pequeños contratiempos de la vida.

-El neurótico agranda los problemas en su imaginación y vive condenando o juzgando a los otros en su entendimiento; viendo mala voluntad en todas partes donde muchas veces lo que hay es debilidad.

-La persona equilibrada sabe manejar sus impulsos. Dijo Salomón: "Para el precipitado todas son pérdidas". Los impulsos son ciegos y conducen a muchas imprudencias.

-El equilibrado sabe que el pasado ya no cambiará y no pierde tiempo. Y respecto al futuro no se afana, vive su presente y deja que el pasado lo perdone la misericordia de Dios.

-El neurótico quema muchas energías recordando con amargura sucesos negativos del pasado. Se hiere fácilmente. Es hipersensible.

-El equilibrado tiene un sano sentido del humor, sabe que lo importante no es que no llueva, sino que el agua no se meta por el cuello; por eso, abre el paraguas de la paciencia y acepta las críticas de los demás como algo constructivo que lo lleva a superarse.

-El equilibrado tiene paciencia y aguanta las dificultades y las cosas difíciles, sabe cómo soportarlas y mejorarlas; su madurez le enseña que el caminar hacia el éxito está lleno de espinas y obstáculos. En forma de holocausto quema ante Dios toda forma de resistencia ante lo inevitable. Quema en el abandono a la voluntad del Creador todo rechazo a lo que no pudo ser evitado. Si tiene fe piensa: ¡Qué sé yo de los designios salvadores! ¿Qué derecho tengo de protestar ante el Señor por lo que ha sucedido?

-El neurótico vive disgustado por cuanto es y sucede contrario a sus planes, no acepta con paz lo que falta en su personalidad o su temperamento.

Pídale ayuda al Señor, con mucha fe, para lograr siempre estar en paz. Con Él todo lo podemos porque, ¡CON ÉL SOMOS INVENCIBLES!