¿Por qué me sale todo mal?
Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.
"No sé qué me pasa, pero todo me sale mal". Esta frase, muy repetida, tiene varias causas; pero una muy común es la de que "nosotros atraemos aquello que pensamos". Los pensamientos negativos atraen resultados negativos, pero los pensamientos positivos atraen resultados positivos. Una persona que tiene fe en Dios, una gran confianza en su propia persona, bien claros sus ideales, un deseo intenso de que se vean realizados y hace todo el esfuerzo humano posible, atraerá éxitos y triunfos. Pero el que piensa negativamente, impide resultados positivos. Nadie puede atraer triunfos hacia sí, rechazándolos mentalmente o no amándolos con todo el corazón.
Lo bueno que imaginamos lo podremos lograr probablemente, pero y, ¿si no imaginamos nada? Tener poca ambición, ser pobre en aspiraciones, no cultivar ideales, es señal de fracaso seguro. Si sus metas y objetivos son definidos, se convertirán en un imán que indefectiblemente lo moverán a actuar para conseguirlas. Se concentrará y se dedicará a alcanzarlas con todo ahínco y determinación, sin desviarse de ese camino por miedo al desaliento.
Así que volvemos a insistir cuando se queje de sus fracasos, en no echarle la culpa siempre a las circunstancias externas, sino más bien a revisar su mundo interior y localizar posible fallos en usted mismo. Sepa que todos somos arquitectos de nuestro propio destino, protagonistas de nuestra marcha histórica. Por eso, hoy tiene que dedicar más energías y más inteligencia en la consecución de sus sueños, siguiendo un plan de acción determinado donde están las estrategias para alcanzar sus metas. Sepa que su actitud hacia la vida es lo que determinará la respuesta que la vida dé a sus ideales. Cultive una actitud positiva ante la vida. Espere de la vida lo mejor y no lo peor. Usted atrae lo que piensa. Por eso, revise sus pensamientos.
Tome conciencia de esto: por el atajo de la facilidad no se llega al éxito. El triunfo no le sale a nadie de improviso por el camino. No es fruto del azar ni de la improvisación. Es más bien el resultado de una cuidadosa planeación de lo que deseamos conseguir y de una constante dedicación a tratar de obtener lo que anhelamos. No crea en los "golpes de la suerte" ni en las trampas. Esfuerzo, sacrificio, dedicación, lucha perseverante, esto logra un final feliz y es lo único de lo que usted estará satisfecho, orgulloso y le llenará de bendiciones divinas. Los que van por el atajo de la trampa o quieren que todo se lo den regalado; esos, lamentablemente, van a la ruina. Cada uno atrae lo que piensa y estos últimos atraen el fracaso total.
Recuerde que el éxito es lograr coronar los ideales nobles que nacen en nuestra alma y poder hacer mucho bien por los demás. Realizarse, cumplir la voluntad del Señor, dejar una huella positiva en su caminar por la vida, hacer el bien; eso es éxito y con Dios es posible, porque con Él, ¡somos INVENCIBLES!
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