5 sept 2019

Ponga a Dios en Primer Lugar

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Ponga a Dios en Primer Lugar

Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.


En este Mensaje al Corazón en el día de hoy queremos hablarle del lugar que debe ocupar Dios en nuestras vidas y del respeto que le debemos por ser Él la fuente de donde proviene todo. Respetar a Dios implica amarle, honrarle, darle gloria y no permitir que nada ni nadie ocupe su lugar. Y esto es muy importante, porque hay mucha gente que ha puesto en el lugar del Señor sus bienes temporales o a algunas personas. Hay gente que idolatra a un ser humano y lo pone en el lugar de Dios: sea el amante, el político, el artista de cine o el deportista. Esto es fatal, porque Dios está en primer lugar y nada ni nadie puede ocupar su sitio. 

Muchas personas ponen cosas, bienes como dinero, fincas, automóviles, etc. en el lugar de Dios. Esto es un tremendo irrespeto a lo sagrado, a lo divino. Sólo hay un Salvador y solamente ante Él debemos arrodillarnos. Hay gente que pone precio a su alma y vende su dignidad, su honradez, su prestigio, su fama, a cualquier persona. Prefieren vivir inmoralmente, pero con dinero, a vivir moral y dignamente sin dinero; pero teniendo siempre a Dios. Esas personas que renuncian a la presencia de Dios y se fabrican sus ídolos, se convierten en idólatras y están faltando a Dios y jugando con su propia salvación. 

Respetar a Dios implica verlo en todas partes y sobre todo verlo en el hombre; en toda persona está la presencia de Dios. Todo ser humano está hecho a imagen y semejanza de Dios y en todos los bautizados está Dios de una manera plena. Somos templo del Espíritu Santo. Aun en los no bautizados hay presencia de Dios y, por eso, en todo ser humano hay que ver al Señor. Cualquier ofensa, cualquier daño que hacemos a otros, se lo hacemos a Dios. En el rico, en el pobre, en cualquier persona de cualquier raza, está el Señor y todo ser humano merece respeto. Quien no respeta al hombre, no puede respetar a Dios. 

Poner a Dios en primer lugar significa no confundirlo con instituciones políticas, con tendencias económicas o con clases sociales. En la antigüedad, sucedía que el César romano era emperador y, al mismo tiempo, era divinidad y cuando Jesús dijo: Den a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César, estaba separando a la institución política de Dios. Dios está por encima de lo político, de lo económico y de lo social. Ciertamente, Dios está presente en la Iglesia y vive en la Iglesia; pero también trasciende la Iglesia. Él está en todas partes, en todo lugar. Está en donde exista un ser humano. Dios supera todo y está por encima de todo y de todos . 

Tampoco debemos confundir a Dios con lo que ha hecho el hombre. Curiosamente, Jesús fue asesinado en el nombre de Dios y en el nombre de Dios lo pusieron en una cruz, pues decían los fariseos que Él se hacía pasar por Dios y que era un mentiroso y que por eso había que matarlo para defender a Dios. Paradójicamente, matan al Hijo de Dios defendiendo el nombre de Dios. 

Los hombres debemos respetar también la naturaleza que es obra del Creador. Respetando la naturaleza, respetamos el futuro del hombre. Cuando el hombre destroza lo que Dios ha creado, ofende la voluntad divina. Lo mismo ocurre con el respeto al progreso humano, ya sea en el campo científico, económico o en los diferentes campos del saber. Todo lo que implique progreso positivo, sano y bueno, ha sido querido por Dios y, por eso, respetar y cuidar lo bueno que el hombre ha hecho es también respetar a Dios. 

Respetar lo sagrado implica poner siempre al Señor en primer lugar y no permitir que nada ni nadie se ponga en su lugar. ¿Usted, pone a Dios en primer lugar o lo ha dejado a un lado por sus dioses baratos y mundanos? ¡Cuidado con irrespetar lo sagrado! En este Mensaje al Corazón le pedimos que respete lo sagrado, lo divino, porque respetar lo sagrado es poner a Dios en primer lugar, es respetar lo humano y es también respetarse a usted mismo. Y recuerde, ¡CON DIOS, USTED ES INVENCIBLE ! 

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