Lectura del santo evangelio según san Mateo (19,13-15):
En aquel tiempo, le acercaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos los regañaban. Jesús dijo: «Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos.» Les impuso las manos y se marchó de allí.
Matrimonio: ¡el amor es fecundo!
REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI)
(Città del Vaticano, Vaticano)
Hoy, Cristo nos arranca una sonrisa cuando le vemos contravenir a los discípulos por alejarle los niños. Pero hoy también Dios nos tiene que decir: "Dejad que los niños vengan". En ningún lugar de la "Biblia" encontraremos la menor concesión para la "anti-natalidad". No existen amores replegados; el amor es expansivo porque la fecundidad es el camino natural para transmitir la alegría del "amar y saberse amado".
En la sexualidad la persona humana está conducida al Creador en su máxima cercanía, en su suprema responsabilidad. Cada individuo es una criatura de Dios, y al mismo tiempo un hijo de sus padres: hay una interrelación entre la creación divina y la fertilidad humana. La sexualidad es algo poderoso, y eso se ve en que pone en juego la responsabilidad por un nuevo ser humano que nos pertenece y no nos pertenece, que procede de nosotros y, a la vez, no viene de nosotros.
—Señor, aumenta nuestro amor a los hijos: ¡el mundo ganará mucho!
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