Salmo 41
Deseo del Señor
Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;
tiene Sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?
Las lágrimas son mi pan
noche y día.
mientras todo el día me repiten:
"¿Dónde está tu Dios?"
Recuerdo otros tiempos,
y desahogo mi alma conmigo:
cómo marchaba a la cabeza del grupo,
hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta.
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios que volverás a alabarlo:
"Salud de mi rostro, Dios mío".
Cuando mi alma se acongoja,
te recuerdo
desde el Jordán y el Hermón
y el Monte Menor.
Una sima grita a otra sima
con voz de cascadas:
tus torrentes y tus olas
me han arrollado.
De día el Señor
me hará misericordia,
de noche cantaré la alabanza
del Dios de mi vida.
Diré a Dios: "Roca mía,
¿por qué me olvidas?
¿Por qué voy andando, sombrío,
hostigado por mi enemigo?"
Se me rompen los huesos
por las burlas del adversario;
todo el día me preguntan:
"¿Dónde está tu Dios?"
¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios que volverás a alabarlo:
"Salud de mi rostro, Dios mío".
No hay comentarios:
Publicar un comentario