INVITACION AL SEGUIMIENTO EN COMUNIDAD
Por José María Martín OSA
1.- La misericordia triunfa sobre el juicio. El libro de Jonás enseña que la misericordia de Dios es incluso mayor que su justicia. Jonás va a Nínive, donde nadie le espera; va a la ciudad donde no quiere ir y va a predicar lo que no le gusta. Es un hombre convencido de que la voluntad de Dios es salvar a todos los hombres. Pero para provocar esa salvación debe comenzar por predicar sentencias duras y sin piedad, lo que le hace ir contra corriente de sus contemporáneos. Nínive se convierte, lo cual es causa de sorpresa y contraste evidentes. Porque muchas veces Israel no ha hecho caso de amenazas y promesas, mientras que uno de sus peores enemigos se convierte con humildad y fervor. Nínive ha comprendido mejor al Dios de Israel, que Israel mismo. Esta lectura muestra el universalismo del amor de Dios, que “se arrepiente” y decide perdonar a Nínive. La misericordia triunfa aquí también sobre el juicio. Una actitud hiriente y despectiva para quien no sea de los nuestros no es cristiana. El cristiano debe caracterizarse por la comprensión y la apertura para con todos.
2.- Vivir con esperanza, pero sin desentenderse de este mundo. El que ha descubierto la urgencia y la importancia del Evangelio y se ha convertido al reinado de Dios que se acerca, no puede instalarse ya en este mundo. No puede llorar como si no hubiera consuelo para sus lágrimas, no puede reír como si ya hubiera hallado la felicidad completa, no puede trabajar o negociar como si esto fuera su verdadera vocación y destino... Si llora, si ríe, si negocia... debe hacerlo como si no lo hiciera, "porque la presentación de este mundo se termina". El cristiano ha de vivir en este mundo y ocuparse de este mundo, pero con esperanza. Pablo en su carta primera a los Corintios no quiere decirnos que vivamos en el mundo con indiferencia, sino que pongamos las cosas en su sitio y, por encima de todas, el reinado de Dios que se acerca.
3.- La proclamación del evangelio es urgente: "el reinado de Dios está ya cerca". La llegada del Reino de Dios es una buena noticia: "creed la buena noticia". Jesús pide la creación de una comunidad de discípulos que le sigan; el seguimiento es la característica que define al discípulo. Jesús pide que la vida de Dios sea vivida por los hombres en fraternidad con los demás. La conversión tiene que materializarse en la formación de comunidades cristianas. A la creación de estas comunidades dedicó Jesús todos sus esfuerzos y su actividad. La llamada de Pedro, Andrés, Santiago y Juan no es al sacerdocio, sino a ser comunidad cristiana que testimonie una forma de existencia tal que saque a los hombres del mar del egoísmo individual: "veníos conmigo y os haré pescadores de hombres". Jesús pide al cristiano radicalidad de entrega. Seguir a Jesús no es una decisión ética autónoma, ni una adhesión intelectual a una doctrina. La llamada de Jesús es urgente y exige una respuesta sin componendas, un seguimiento sin condiciones. Habrá que dejarlo todo si es preciso. Estos discípulos no han sido llamados solamente al Reino de Dios, sino también a ser los testigos privilegiados de Jesús y a anunciarlo después por todo el mundo. Deberán acostumbrarse ya desde ahora a la vida de Jesús, que no tiene donde reposar su cabeza. Pero comprobarán que merece la pena seguir a Jesús.
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