31 oct 2024

Salmo 118, 49-56



 Salmo 118, 49-56


Recuerda la palabra que diste a tu siervo,

de la que hiciste mi esperanza;

éste es mi consuelo en la aflicción:

que tu promesa me da vida;

los insolentes me insultan sin parar,

pero yo no me aparto de tus mandatos.


Recordando tus antiguos mandamientos,

Señor, quedé consolado;

sentí indignación ante los malvados,

que abandonan tu voluntad;

tus leyes eran mi canción

en tierra extranjera.


De noche pronuncio tu nombre,

Señor, y velando, tus preceptos;

esto es lo que a mí me toca:

guardar tus decretos.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.


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