18 ene 2023

Salmo 39 II



 Salmo 39 II


He proclamado tu salvación

ante la gran asamblea;

no he cerrado los labios:

Señor, tú lo sabes.


No me he guardado en el pecho tu defensa,

he proclamado tu fidelidad y tu salvación,

no he negado tu misericordia y tu lealtad

ante la gran asamblea.


Tú, Señor, no me niegues tu clemencia,

que tu misericordia y tu lealtad me guarden siempre,

porque me cercan desgracias sin cuento.


Se me echan encima mis culpas,

y no puedo huir;

son más que los cabellos de mi cabeza,

y me falta el valor.


Señor, dígnate librarme;

Señor, date prisa en socorrerme.


Alégrense y gocen contigo

todos los que te buscan;

digan siempre: «Grande es el Señor»,

los que desean tu salvación.


Yo soy pobre y desdichado,

pero el Señor cuida de mí;

tú eres mi auxilio y mi liberación:

Dios mío, no tardes.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.


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