Reina de los confesores
En el lenguaje litúrgico de la Iglesia, se llaman Confesores a todos los Santos que no fueron mártires.
Confesores = cristianos que profesan públicamente la Fe en Jesucristo y por ella están prontos a dar la vida. Confiesan la Fe por su testimonio de vida cristiana
Mártires = personas que padecen muerte por amor de Jesucristo y en defensa de la fe y de la religión. Mueren en defensa de la Fe y de la religión
Es necesaria una gracia especial de Dios para soportar el martirio, sin embargo, no se requiere menos gracia de Dios para sobrellevar una heroica santidad sin el martirio.
El mérito que se alcanza con el martirio es de ordinario en muy breve tiempo y para obtener el mérito sin el martirio requiere un tiempo bastante largo. El martirio, perfecto acto de amor y de fortaleza, suple las demás virtudes que podrían faltar o podrían ser imperfectas. En cambio, fuera del martirio se necesita mayor perfección de las Virtudes Teologales y Morales; esto se consigue a través de una vida entera de lucha contra el pecado, contra el mal y de sacrificio continuo. De tal manera que la vida de un santo puede llamarse un continuo martirio.
Los santos CONFESORES, tuvieron que superar toda clase de dificultades y practicar las virtudes en grado heroico.
María es la primera, la más perfecta y la más santa de todos esos héroes de virtud y santidad, por eso la Iglesia la proclama REINA DE LOS CONFESORES.
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