Perdónanos, Señor, Escúchanos, Señor
La Iglesia cierra las Letanías de la Virgen, como las ha comenzado, esto es, invocando a Dios que es la fuente de toda gracia, principio y último fin de todas las cosas.
La Iglesia nos enseña a invocar a Dios hecho Hombre, Jesucristo, bajo la figura y el nombre de CORDERO, símbolo con el cual el Redentor se presentó al mundo. Ya el Profeta Isaías veía en Cristo al Cordero manso que se dejaría inmolar por los pecados de los hombres, sin un gemido, sin un lamento.
"Como cordero será conducido al matadero" ...
El cordero es despreciado por su corto entendimiento, ¿cómo puede en este punto representar a nuestro Señor Jesucristo, Sabiduría del Padre?. El escogió este símbolo para enseñarnos la humildad y manifestarnos el amor que siente por nosotros. El amor que Jesús nos tuvo fue tal que ocultó su Sabiduría y ciencia Divinas; por esto quiso ser representado por el cordero.
San Juan Bautista queriendo dar a conocer el oficio principal y la característica del Mesías, lo señala con las palabras: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29)
San Pedro nos dice de que modo y a que precio, borró Jesús el pecado del mundo: "Habéis sido rescatados con la Sangre preciosa de Jesucristo" (1ª Pedro 1: 18.20)
Esta Sangre de valor Infinito añade San Pablo, Cristo la derramó y nosotros fuimos redimidos y (1. S.J. 2:2) " ... se hizo propiciación por nuestros pecados ... y por todos los del mundo ..." El aplica sus méritos por medio de la Iglesia ... de los Sacramentos ... el Sacrificio de la Misa ... y las indulgencias.
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