VIRGEN PODEROSA
Se distinguen dos clases de poder: propio y participado.
Sólo Dios es PODEROSO por virtud propia, Aquellos (as) a quienes Dios les comunique poder es por voluntad de El (poder participado)
Cuando decimos que María Santísima es omnipotente, no la igualamos a Dios, ni decimos que Ella lo sea por sí misma, este poder, del cual Ella está revestida le viene de Dios, le fue comunicado por gracia especial de Dios.
María es poderosa porque su poder se asocia al de su Hijo Jesucristo. Su divina Maternidad es el fundamento principal de su poder.
Es imposible determinar los límites de esta omnipotencia participada.
Existen dos mundos: el mundo de la materia y el mundo sobrenatural de las almas.
Dos órdenes de omnipotencia: La omnipotencia de Dios Creador y la omnipotencia de Dios Redentor y Santificador.
La omnipotencia participada de María brilla principalmente en el universo sobrenatural en el cual Ella ha sido constituida Madre espiritual de los redimidos, cooperadora de Cristo en la redención y en la salvación de las almas. Decimos principalmente, porque también en el orden físico Ella ejerce un gran poder, como lo prueban las numerosas curaciones que concede a sus devotos. Basta recordar los milagros de Lourdes.
El poder de María Santísima tiene por fin cooperar a la obra de la Redención, a la cual están llamados todos los seres humanos sin distinción y, a alcanzar los bienes de los que tienen necesidad, ej. La perseverancia final, don que corona, según San Agustín, todos los dones, y una santa y muchas veces, alegre muerte.
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