Evangelio según San Lucas 6,12-19.
Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles:
Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban curados; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
La Iglesia: el sacerdocio ministerial y la Jerarquía
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench
(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)
Hoy recordamos a Cristo rezando toda una noche antes de elegir —de entre sus fieles— a los doce Apóstoles. Ellos —que nunca dejan de ser Pueblo de Dios— tendrán una "misión dentro de la misión" de la Iglesia: alimentar, alentar y sostener la santidad de todos los fieles.
Dios llama a algunos para el "sacerdocio ministerial": son los "fieles ordenados". Reciben, ciertamente, un poder; pero éste es una "potestad sagrada" para administrar el Pan y predicar la Palabra: un poder para servir. Forman la "Jerarquía", algo que hoy día suena mal porque es visto con categorías mundanas. Pero en la Iglesia el elemento jerárquico no es un "status" de privilegiados, sino un "elemento funcional" cuyo destino radical es el servicio a los hermanos. "Ministerio" significa exactamente servicio. El Papa, justamente, tiene por título "El siervo de los siervos de Dios".
—Jesús, te pedimos pastores con un corazón como el tuyo, Tú que no viniste a ser servido sino a servir.
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