Lectura del santo evangelio según san Mateo (17,22-27):
En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo Jesús: «Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día.» Ellos se pusieron muy tristes. Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?»
Contestó: «Sí.» Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?»
Contestó: «A los extraños.» Jesús le dijo: «Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti.»
Palabra del Señor
Jesús es el nuevo Templo
REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI)
(Città del Vaticano, Vaticano)
Hoy leemos dos párrafos en providencial conexión: 1. Jesús anuncia su pasión (y resurrección); 2. Jesús paga el tributo del templo. Jesucristo fue exquisitamente respetuoso con el Templo de Jerusalén ("la casa de mi Padre"). Pero, mediante su crucifixión, el antiguo culto del templo quedó abolido y, al mismo tiempo, llevado a su cumplimiento.
El rechazo a Jesús, su crucifixión, significa simultáneamente la "demolición" del templo. Llega un nuevo culto en un templo no construido por hombres: su Cuerpo —sacrificado y resucitado— que congrega a todos los pueblos y los une en el sacramento de la Eucaristía. Con la obediencia de Cristo se ha realizado la expiación de los pecados que intentaban los sacrificios de animales y, así, Jesús mismo se ha puesto en lugar del templo: Él es el nuevo Templo.
—Con tu resurrección, Jesús, comienza un modo nuevo de venerar a Dios, no ya en un monte o en otro, sino "en espíritu y en verdad", viviendo la obediencia al Padre.
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