¿Es Usted una Persona Libre?
Autor: Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.
Quizá la pregunta le parezca chocante, porque usted es una persona que siempre hace lo que le parece, lo que le da la gana y por eso es libre. O usted considera que no es libre, porque tiene un papá autoritario que no le deja llegar a la casa cuando usted quiere o un jefe que está vigilándolo y le cae encima por cualquier tontería. Por lo tanto no es libre.
Pues permítame hablarle un poco de lo que significa la palabra libertad. Jesús dijo que la verdad nos haría libres. Y desde el evangelio es libre la persona que opta por escoger el bien, hacer el bien. Descubriendo la verdad, la hermosura de los valores, se lanza con todo su ser a la consecución de esos valores, a su apropiación. Y para eso deja a un lado todo lo que obstaculiza o impide alcanzar sus ideales nobles.
Libre fue aquel joven que impactado por la miseria de los leprosos africanos, al acabar su carrera de medicina, renunció a muchas comodidades, fue a África y trabajó para ellos, organizó un gran hospital y se convirtió en el salvador de muchos hombres y mujeres enfermos. Libre es aquel joven que viendo las consecuencias nefastas de la droga en muchos amigos, dice no a la droga, se mantiene firme, porque se ama y no quiere destruirse y no le importa lo que le digan sus supuestos amigos. Libre es aquella otra muchacha que rompiendo prejuicios ridículos familiares, se enamora y se casa con un joven de condición social inferior y es feliz. Libre es el que descubriendo la riqueza y la grandiosidad de los valores, rompe con ataduras y se lanza decidido a experimentar eso que es bueno. Aquel muchacho que renunció a una prestigiosa carrera escogida por su padre millonario y se lanzó a estudiar Bellas Artes, porque su deseo era ser un gran pintor. Pasó mucha hambre, penalidades, pero realizó su ideal: ser pintor. Actualmente enriquece con su arte el depósito cultural de su país.
Libre no es el que hace lo que le da la gana. Tampoco lo es, el que se mueve movido por sus instintos, impulsos o el que actúa motivado por los prejuicios. Libre es el que toma posesión de sí mismo, se convierte en dueño de sus actos, actúa movido por la razón, por sus ideales y que da cuenta de sus actos con responsabilidad. No es libre el que actúa simplemente por apasionamiento, por criterios subjetivos. No es libre el que se mueve empujado por las corrientes subterráneas de su zona irracional, sino el que es capaz de sujetarse firmemente a razones profundas, criterios hondos y puede dominarse interiormente y producir acciones que contribuyan a hacer realidad sus ideales.
No es libre el que se ata a prejuicios raciales: "Ser blanco es superior". O prejuicios sociales y económicos: "Ser de la clase alta es signo de perfección". O prejuicios religiosos: "Ser de mi religión es señal de salvación... los demás se condenan". O prejuicios políticos: "Los de mi bando o partido político tenemos toda la verdad, somos los buenos, los únicos que salvaremos al país". Eso no es ser libre. Porque el que es libre vive en la verdad. Y la verdad nos dice que en todas las clases sociales hay gente maravillosa; que el color de la piel no significa nada en cuanto a tener una personalidad auténtica. Que en todos los partidos políticos hay gente buena, honrada, capaz. Y que no pertenecer a nuestra religión no es señal de condenación para los otros. Ser libre significa vivir sin prejuicios. Los fanáticos, los que marcan una línea férrea y ponen a unos y otros separados, señalando a unos como los santos o los buenos y a otros como los diablos, esos no solamente no son libres, sino que son peligrosos. El fanatismo religioso ha ocasionado millones de muertos en la historia y el fanatismo político ha ocasionado guerras civiles espantosas.
Vuelvo a preguntarle si usted es libre. Porque Jesús nos quiere dar la libertad de los hijos de Dios. Él quiere que actuemos como Él que no le importó el qué dirán de los esclavos de prejuicios que se escandalizaban, porque lo veían comer en casa de publicanos o curar en sábado o dejarse rodear de gente considerada mala. Él dijo que el médico viene a curar a los enfermos. Vino a buscar la oveja perdida. Pero eso era visto como algo malo por los legalistas. Pidámosle la libertad, que es un don de Dios, al Señor Jesucristo. Y no se olvide, ¡CON ÉL, USTED ES INVENCIBLE A LOS PREJUICIOS!
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