28 ago 2017

Te confieso, que no lo sé, Señor



TE CONFIESO, QUE NO LO SÉ, SEÑOR

Digo amarte

cuando, media hora en tu  presencia,

me parece excesivo o  demasiado

Presumo de conocerte

y, ¡cuántas veces!

el Espíritu me pilla fuera  de juego

Te sigo y escucho

y miro, una y otra vez,

hacia senderos distantes de  Ti.



Te confieso, Señor,

que no sé demasiado de Ti.

Que tu nombre me resulta  complicado

pronunciarlo y defenderlo

en ciertos ambientes.

Que, tu señorío,

lo pongo con frecuencia

debajo de otros señores

ante los cuales doblo mi  rodilla



Te confieso, Señor,

que mi voz no es para tus  cosas

lo suficientemente recia ni  fuerte

como lo es para las del  mundo.

Te confieso, Señor,

que mis pies caminan más  deprisa

por otros derroteros que el  placer

las prisas, los encantos o  el dinero me marcan.



Te confieso, Señor,

que, a pesar de todo,

sigo pensando, creyendo y  confesando

que eres el Hijo de Dios.

Haz, Señor, que allá por  donde yo camine

lleve conmigo la pancarta de  “soy tu amigo”

Haz, Señor, que allá donde  yo hable

se escuche una gran melodía:  “Jesús es el Señor”

Haz, Señor, que allá donde  yo trabaje

con mis manos o con mi mente

construya un lugar más  habitable

en el que Tú puedas formar  parte.

Amén

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