Lamparita de los Sagrarios
En una misión de África del Sur, una tarde conversaban juntos una madre con su hijo pequeño, que ya era catecúmeno y se preparaba para recibir el bautismo en la misión católica. La madre le preguntó a su hijo:
— ¿Por qué en la iglesia siempre hay una luz roja que brilla?
— Porque es la lámpara de Jesús, que está allí.
— Pero por la noche no hay nadie en la iglesia.
— Sí, mamá, allí siempre está Jesús, que nos espera y la lámpara nos indica su presencia.
La madre se quedó pensativa y, pasado un tiempo, le comunicó al misionero que ella también quería ser cristiana, y le dijo: ¿Ves aquella luz roja? Todos los días la veía desde mi cabaña y parecía que me llamaba. No quería hacer caso de esa llamada, pero no me dejaba tranquila. Ayer quise visitar el pesebre de Navidad con mi hijo y allí estaba la luz que me iluminaba. No he podido resistir más a la llamada de Jesús. Quiero ser cristiana para amar a Jesús que me espera todos los días en la iglesia.
El amor de Jesús se proyecta desde el sagrario sobre todos los que vienen con fe a visitarlo. Su amor es como un soplo de brisa fresca en las horas de intenso calor, como un rayo de luz en los días fríos de invierno del alma. Del sagrario sale una luz poderosa que ilumina nuestra vida para ver el camino que debemos seguir, eliminando así las tinieblas y las dudas.
* Enviado por el P. Natalio
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