LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 20, 1-9
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue a donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien quería Jesús, y le dijo:
—Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que Él había de resucitar de entre los muertos.
Comentario Por José María Martín OSA
1. - ¡Dios lo resucitó!, exclama Pedro. Los discípulos entendieron la Escritura y se dieron cuenta de que aquel Jesús crucificado había vencido la muerte. Por eso hoy los discípulos del siglo XXI podemos también decir que Jesús nos ha dado nueva vida. Porque Él es El Viviente que nos vivifica. Jesucristo ha roto las cadenas de la muerte. No hay que temer, no hay que temer nunca más. Es cierto, es verdad....Señor Jesús has resucitado, ya no tengo miedo porque Tú eres mi luz y mi salvación.
2. - ¡Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia! A pesar de los pesares, del dolor, del fracaso de las tentaciones, de la soledad y de la agonía de Getsemaní, a pesar de la droga y el sida, de la guerra y de los atentados terroristas, a pesar de la crisis económica y del paro confío en Ti, Señor. Gritemos todos: ¡Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia! La muerte es la puerta de la vida. Es lo más grande que nos ha podido pasar. ¡Qué difícil es entender esto! ¡Oh Jesús, la vida es misterio, la muerte es misterio! No entiendo muchas cosas, me desbordan los acontecimientos, me ahoga el no saber, el no poder, la impotencia ante tanta injusticia y tanta sinrazón, tu silencio muchas veces....Pero yo Señor confío en Ti, pues Tú eres mi salvación.
3. - Aspirar a los bienes de arriba. Hoy hemos visto y hemos creído y por eso damos testimonio como Pedro. Se hacen realidad las promesas mesiánicas: "Hoy empieza una nueva era, las lanzas se convierten en podaderas, de las armas nacen arados y los oprimidos son liberados". Todo este será posible si resucitamos contigo, si andamos en una vida nueva y buscamos los bienes de arriba. Yo proclamo mi fe en el Dios de la vida que ha resucitado a Jesús de entre los muertos. Jesús es el "Viviente", luz de luz, vida de la vida, primogénito de la nueva creación. Serviría de poco tu resurrección si yo no resucito contigo y vivo "mi Pascua", el paso de la muerte a la vida, del pecado y el desamor a la gracia y al amor. Tú has dado un nuevo sentido a la vida, ya no temo a la muerte.
4.- Ahora sé cuál es mi misión: colaborar con el "Dios de la vida"
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