Día litúrgico: Domingo III (B) de Pascua
Texto del Evangelio (Lc 24,35-48): En aquel tiempo (…), [Jesús] se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero Él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo (…)».
Después les dijo: «Éstas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: ‘Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí’». Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: «(…) Vosotros sois testigos de estas cosas».
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
La resurrección de Cristo, fundamento del mensaje cristiano
Hoy, los Apóstoles son testigos de una realidad que los transformó totalmente: Jesús —tal como constaba en la Sagrada Escritura— ha resucitado. La fe cristiana se mantiene o cae con la verdad del testimonio de que Cristo ha resucitado de entre los muertos. "Si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación carece de sentido y vuestra fe lo mismo", afirma san Pablo (1Cor 15,14).
Si se prescinde de esto, aún se pueden tomar de la tradición cristiana ciertas ideas interesantes sobre Dios y el hombre, sobre su ser hombre y su "deber ser" —una especie de concepción religiosa del mundo—, pero la fe cristiana queda muerta. Por otro lado, que Jesús sólo haya existido o que, en cambio, exista también ahora depende de la resurrección. En el "sí" o el "no" a esta cuestión no está en juego un acontecimiento más entre otros, sino la figura de Jesús como tal.
—En tu resurrección, Jesús, hemos alcanzado una nueva posibilidad de ser hombres y un nuevo futuro para la humanidad.
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