CARTA ABIERTA A MARÍA EN EL ADVIENTO
Por David Llena
Era afición de nuestro editor, escribir cada adviento una carta abierta a modo de oración a la Virgen o al Señor. Quiero recoger ese testigo, y seguro que con menor acierto pedirle a María Nuestra Madre que sepamos descubrir e interiorizar la Luz que nos llega.
Madre, sabes bien que no suelo rezarte y siempre me dirijo a Dios Padre o a tu Hijo Jesús de forma directa. Eso que me pierdo. El cariño, la sensibilidad de una madre haría más amable la petición, la súplica o la acción de Gracias.
Pero sé que tú siempre estás atenta a todo el que te implora, sé que desde que te nombró Jesús protectora y mediadora de los hombres, cumples a rajatabla, desde el amor inmenso que tu corazón alberga, ese encargo de tu Hijo.
A ti Madre, vengo, con el alma cansada, los pies doloridos de tanto arrastrarlos; con la suciedad del camino de esta vida, y con la propia que yo mismo me genero. Vengo también con el corazón alegre, pues la Fe que tu Hijo nos dejó, prendió en mi interior y se mantiene viva gracias al “aceite” de la Iglesia.
Sé, que Tú en persona, te encargas de pedirle a tu Hijo, para mí, todo aquello que necesito en mi caminar, y que muchos sois los que buscáis mi bien, desde aquel lado de la eternidad que nosotros no vemos.
Hoy vengo a pedirte, que continúes asistiendo a tantos y tantos que desde la humildad sirven en la Iglesia, para que muchos otros podamos vivir de ella y en ella. Cuida al Papa Francisco, a todos los pastores, para que cada vez se asemejen más al Buen Pastor. A todos los religiosos y personas consagradas y comprometidas en la Iglesia, para que sean verdaderos portadores de la Buena Nueva.
Sé que aprendiste de tu Hijo Jesucristo, su predilección por los que sufren, por los enfermos, los pobres, los débiles, los niños… mueve los corazones de aquellos que nos llamamos cristianos para que luchemos por y junto a ellos.
Y también te pido por esta página de Betania, sé que hace mucho bien a todos aquellos que se acercan a ella, inspira a todos los que en ella colaboran y bendice a todos los que la visitan. Que sea, como su Editor la concibió, un faro de fe en el intrincado sexto continente de los medios cybernéticos.
En tus manos, ¡oh María! ponemos nuestras vidas, haz que sean cada vez más acordes a la voluntad de Aquél que nos creó y nos redimió.
SANTA MARÍA DEL ADVIENTO. Ruega por nosotros.
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