Autor: María Cruz | Fuente: Catholic.net
Las bienaventuranzas
Lucas 6, 20-26. Tiempo Ordinario. Salir de nuestros egoísmos para acercarnos a los otros; reír con los que ríen y llorar con los que lloran.
Las bienaventuranzas
Del santo Evangelio según san Lucas 6, 20-26
En aquel tiempo Jesús alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis. Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas». «Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto. ¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas.
Oración
Gracias, Señor, por este momento de oración. Qué dicha y alegría el poder experimentar tu presencia, tu cercanía. Humildemente te pido, ¡ven Señor Jesús! Ilumina mi oración para que crezcan mi fe y mi fortaleza para saber escogerte siempre a Ti.
Petición
Jesús, dame la sabiduría para saber reconocer en dónde y cómo se encuentra la felicidad.
Meditación del Papa
El cardenal Claudio Hummes: un gran amigo, un gran amigo. Cuando la cosa se ponía un poco peligrosa, él me confortaba. Y cuando los votos subieron a los dos tercios, hubo el acostumbrado aplauso, porque había sido elegido. Y él me abrazó, me besó, y me dijo: "No te olvides de los pobres". Y esta palabra ha entrado aquí: los pobres, los pobres. De inmediato, en relación con los pobres, he pensado en Francisco de Asís. Después he pensado en las guerras, mientras proseguía el escrutinio hasta terminar todos los votos. Y Francisco es el hombre de la paz. Y así, el nombre ha entrado en mi corazón: Francisco de Asís. Para mí es el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la creación; en este momento, también nosotros mantenemos con la creación una relación no tan buena, ¿no? Es el hombre que nos da este espíritu de paz, el hombre pobre... ¡Ah, cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres! (S.S. Francisco, 16 de marzo de 2013).
Reflexión
Si miramos a nuestro mundo vemos gentes que son pobres, que pasan hambre, que sufren, que son excluidos y proscritos... y a nadie se nos ocurre llamarlos dichosos ni tampoco ellos mismos se sienten como tales. Por el contrario vemos gente rica, que disfruta de todas las comodidades posibles y goza el momento presente como si poseyera el mayor tesoro, y todo los miramos con cierta envidia y los calificamos como gente con suerte.
¿Cómo entender el Evangelio? ¿Dónde está el contraste? ¿Cómo explicar estas antinomias?
El Evangelio es una fuerza revolucionaria que trastorna la mentalidad de este mundo presente; las personas que se dejan alcanzar por su influjo se abren a nuevas dimensiones y son capaces de descubrir la riqueza del compartir, de gozar la alegría de la entrega, de experimentar la paz en medio del desconcierto...
Todos necesitamos hacernos pobres de ambicionar cosas superfluas; salir de nuestros egoísmos para acercarnos a los otros; reír con los que ríen y llorar con los que lloran.
Propósito
Que mi cercanía y apoyo a una persona que sufre, le haga experimentar el amor de Cristo.
Diálogo con Cristo
Dios de cielos y tierra que alimentas los pájaros del campo y no olvidas nada de lo que has creado, te pido por todos los hombres que pasan hambre para que descubran en tu Palabra la fuerza que los conforte y encuentren hermanos que sacien su necesidad.
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