11 jul 2020

Santo Evangelio 11 de julio 2020

Día litúrgico: Sábado XIV del tiempo ordinario



Texto del Evangelio (Mt 10,24-33): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus Apóstoles: «(…) ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos (…)».


La dignidad única de cada persona

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos del Papa Francisco)
(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy, en la “modernidad” se ha intentado construir la fraternidad universal entre los hombres fundándose sobre la igualdad. Poco a poco, sin embargo, hemos comprendido que esta fraternidad, sin referencia a un Padre común como fundamento último, no logra subsistir. Es necesario volver a la verdadera raíz de la fraternidad.

A lo largo de la historia de la salvación, el hombre descubre que Dios quiere hacer partícipes a todos, como hermanos, de la única bendición. La fe nos enseña que cada hombre es una bendición para mí, que la luz del rostro de Dios me ilumina a través del rostro del hermano. Gracias a la fe, hemos descubierto la dignidad única de cada persona, que no era tan evidente en el mundo antiguo.

—En el centro de la fe bíblica está el amor de Dios, su solicitud concreta por cada persona, su designio de salvación que abraza a la humanidad entera y a toda la creación, y que alcanza su cúspide en la encarnación, muerte y resurrección de Jesucristo.

No está el discípulo por encima del maestro

Matthew 16:21–28, Jesus walks with His disciples | Bible video ...

No está el discípulo por encima del maestro»

P. Raimondo M. SORGIA Mannai OP
(San Domenico di Fiesole, Florencia, Italia)

Hoy, el Evangelio nos invita a reflexionar sobre la relación maestro-discípulo: «No está el discípulo por encima del maestro, ni el siervo por encima de su amo» (Mt 10,24). En el campo humano no es imposible que el alumno llegue a sobrepasar a quien le enseñó el abc de una disciplina. Hay en la historia ejemplos como Giotto, que se adelanta a su maestro Cimabue, o como Manzoni al abad Pieri. Pero la clave de la suma sabiduría está sólo en manos del Hombre-Dios, y todos los demás pueden participar de ella, llegando a entenderla según diversos niveles: desde el gran teólogo santo Tomás de Aquino hasta el niño que se preparara para la Primera Comunión. Podremos añadir adornos de varios estilos, pero no serán nunca nada esencial que enriquezca el valor intrínseco de la doctrina. Por el contrario, es posible que rayemos en la herejía.

Debemos tener precaución al intentar hacer mezclas que pueden distorsionar y no enriquecer para nada la substancia de la Buena Noticia. «Debemos abstenernos de los manjares, pero mucho más debemos ayunar de los errores», dice san Agustín. En cierta ocasión me pasaron un libro sobre los Ángeles Custodios en el que aparecen elementos de doctrinas esotéricas, como la metempsicosis, y una incomprensible necesidad de redención que afectaría a estos espíritus buenos y confirmados en el bien.

El Evangelio de hoy nos abre los ojos respecto al hecho ineludible de que el discípulo sea a veces incomprendido, encuentre obstáculos o hasta sea perseguido por haberse declarado seguidor de Cristo. La vida de Jesús fue un servicio ininterrumpido en defensa de la verdad. Si a Él se le apodó como “Beelzebul”, no es extraño que en disputas, en confrontaciones culturales o en los careos que vemos en televisión, nos tachen de retrógrados. La fidelidad a Cristo Maestro es el máximo reconocimiento del que podemos gloriarnos: «Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos» (Mt 10,32).

10 jul 2020

Santo Evangelio 10 de Julio 2020


Día litúrgico: Viernes XIV del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 10,16-23): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos (…). Por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles (…). Seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará (…)».


El apóstol

Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM
(Barcelona, España)

Hoy, Jesús anuncia a los suyos lo que sufrirán por el hecho de ser apóstoles. No les abre perspectivas muy motivadoras: juicios, azotes, odio de la propia familia, persecuciones, muerte. Actitud de los apóstoles: astucia e inocencia. Su tarea: recorrer el mundo dando testimonio de Jesús, hablando inspirados por el Espíritu Santo… huyendo cuando sea necesario. Lo más importante: perseverar hasta el fin.

"Apóstol" es un término griego que significa "enviado"; enviado por Jesús para anunciar su mensaje. Son doce los que Jesús escogió. Para mantener íntegro el Evangelio, la predicación apostólica se conserva desde el principio hasta el fin de los tiempos, por una sucesión ininterrumpida. Esta transmisión viva la denominamos "tradición": predicación apostólica continuada en la sucesión apostólica. Tradición y Escritura son las dos grandes fuentes de la fe.

—Señor, gracias por los apóstoles que han hecho llegar la fe hasta hoy, y porque nos envías a nosotros como parte de esta "cadena" apostólica que anuncia el Evangelio.

Seréis odiados de todos por causa de mi nombre


Seréis odiados de todos por causa de mi nombre»

 (Mt 10,16-23)

P. Josep LAPLANA OSB Monje de Montserrat
(Montserrat, Barcelona, España)

Hoy, el Evangelio remarca las dificultades y las contradicciones que el cristiano habrá de sufrir por causa de Cristo y de su Evangelio, y como deberá resistir y perseverar hasta el final. Jesús nos prometió: «Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20); pero no ha prometido a los suyos un camino fácil, todo lo contrario, les dijo: «Seréis odiados de todos por causa de mi nombre» (Mt 10,22).

La Iglesia y el mundo son dos realidades de “difícil” convivencia. El mundo, que la Iglesia ha de convertir a Jesucristo, no es una realidad neutra, como si fuera cera virgen que sólo espera el sello que le dé forma. Esto habría sido así solamente si no hubiese habido una historia de pecado entre la creación del hombre y su redención. El mundo, como estructura apartada de Dios, obedece a otro señor, que el Evangelio de san Juan denomina como “el señor de este mundo”, el enemigo del alma, al cual el cristiano ha hecho juramento —en el día de su bautismo— de desobediencia, de plantarle cara, para pertenecer sólo al Señor y a la Madre Iglesia que le ha engendrado en Jesucristo.

Pero el bautizado continúa viviendo en este mundo y no en otro, no renuncia a la ciudadanía de este mundo ni le niega su honesta aportación para sostenerlo y para mejorarlo; los deberes de ciudadanía cívica son también deberes cristianos; pagar los impuestos es un deber de justicia para el cristiano. Jesús dijo que sus seguidores estamos en el mundo, pero no somos del mundo (cf. Jn 17,14-15). No pertenecemos al mundo incondicionalmente, sólo pertenecemos del todo a Jesucristo y a la Iglesia, verdadera patria espiritual, que está aquí en la tierra y que traspasa la barrera del espacio y del tiempo para desembarcarnos en la patria definitiva del cielo.

Esta doble ciudadanía choca indefectiblemente con las fuerzas del pecado y del dominio que mueven los mecanismos mundanos. Repasando la historia de la Iglesia, Newman decía que «la persecución es la marca de la Iglesia y quizá la más duradera de todas».

9 jul 2020

Santo Evangelio 9 de julio 2020


Día litúrgico: Jueves XIV del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 10,7-15): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus Apóstoles: «Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca (…)».


La nueva evangelización

Rev. D. Antoni CAROL i Hostench
(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy el Señor nos envía —como a los Apóstoles— a "pro-clamar" un anuncio que el mundo necesita escuchar urgentemente: el Reino de los Cielos está cerca. ¡Sí!, es posible un nuevo orden mundial, pero sólo con la luz de Cristo. El Reino de los Cielos ya ha comenzado entre y dentro de nosotros. Y, de un modo misterioso —es decir, discreto, pero real— introduce el "orden de Dios" en el mundo, haciéndolo más "respirable".

Debemos afrontar con valentía una situación cada vez más variada dentro de la globalización. Es necesaria una "nueva evangelización", reavivando en nosotros el impulso y el ardor de la predicación apostólica después de Pentecostés. Esta pasión suscitará en la Iglesia una nueva acción misionera, que no podrá ser delegada a unos pocos "especialistas". ¡No hay "especialistas" del apostolado!: cada bautizado es un apóstol porque participa de la misión sacerdotal (salvadora) de Cristo.

—Jesús, quien te ha encontrado verdaderamente no puede "re-tenerte" sólo para sí, debe anunciarte.

¿QUIÉN ERES TÚ, SEÑOR?



¿QUIÉN ERES TÚ, SEÑOR?

Decimos que  eres el esperado
pero  ¡esperamos a tantos y tantas cosas!
Decimos que  haces ver a los ciegos,
pero nos  cuesta tanto mirar por tus ojos
Decimos que  haces andar a los paralíticos,
pero se nos  hace tan difícil caminar por tus senderos!


¿QUIÉN ERES TÚ, SEÑOR?

Vienes a limpiar  nuestras conciencias,
y nos  preferimos caminar en el fango
Sales a  nuestro encuentro para darnos vida,
y abrazamos  las cuerdas que nos llevan a la muerte
Te adelantas  para enseñarnos el camino de la paz,
y somos  pregoneros de malos augurios.


¿QUIÉN ERES TÚ, SEÑOR?

Porque  tenemos miedo a cansarnos
Porque, a  nuestro paso, sale el desánimo
Porque, en  la soledad, otros dioses vencen y se imponen
Porque, las  falsas promesas, se hacen grandes cuando Tú no estás


¿QUIÉN ERES TÚ, SEÑOR?

Como Juan, queremos  saberlo, Señor
Como Juan,  quisiéramos preparar tu llegada, Señor
Como Juan,  aún en la cárcel 
en la que a  veces se convierte el mundo
levantamos  nuestra cabeza porque queremos que Tú nos liberes


¿QUIÉN ERES TÚ, SEÑOR?

Si eres la  alegría, infunde a nuestros corazones júbilo
Si eres  salud, inyéctanos tu fuerza y tu salvación
Si eres fe,  aumenta nuestro deseo de seguirte
Si eres  amor, derrámalo en nuestras manos
para, luego,  poder ofrecerlo a nuestros hermanos.


¿QUIÉN ERES TÚ, SEÑOR?

Quien quiera  que seas…sólo sé que el mundo te necesita
Que el mundo  requiere de un Niño que le devuelva la alegría
Que la  tierra, con tu Nacimiento, recobrará la paz y la esperanza
Por eso,  Señor, porque sabemos quién eres Tú…
Ven y no  tardes en llegar…Señor¡¡

8 jul 2020

Santo Evangelio 8 de julio 2020


Día litúrgico: Miércoles XIV del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 10,1-7): En aquel tiempo, llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia. Los nombres de los doce Apóstoles son éstos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo; Simón el Cananeo y Judas el Iscariote, el mismo que le entregó (…).


La Iglesia: comunión de los creyentes en Cristo

Rev. D. Antoni CAROL i Hostench
(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy el Evangelio describe la más primitiva imagen de la Iglesia. Jesucristo, rodeado de sus "seguidores", acaba de elegir a 12 de ellos para que permanezcan con Él y sean "Apóstoles" (sus "enviados"). Los evangelistas nos consignan exactamente sus nombres. Durante la Última Cena, siendo testigos de la institución de la Eucaristía, recibieron el sacerdocio ministerial al escuchar las palabras "haced esto en memoria mía".

La Iglesia es el "nuevo" Pueblo de Dios: la comunidad de los bautizados, preparada durante la Antigua Alianza y ahora destinada a todos los hombres. Iglesia-comunión, templo de Dios, sacramento (instrumento) de salvación para la humanidad. Por el Bautismo, todos los fieles recibimos la llamada y la ayuda para ser "hijos de Dios en el Hijo". Con este nuevo "estatus" todos somos "enviados" para ser "puente" entre los hombres y Dios: todos participamos del denominado "sacerdocio bautismal" y formamos un "pueblo sacerdotal".

—Jesús, te pedimos más vocaciones al sacerdocio ministerial que cuiden de tu pueblo sacerdotal.

Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca

Palabra Para Hoy: Domingo 25 de Mayo Proclamando El Evangelio ...

Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca»

Rev. D. Fernando PERALES i Madueño
(Terrassa, Barcelona, España)

Hoy, el Evangelio nos muestra a Jesús enviando a sus discípulos en misión: «A éstos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones» (Mt 10,5). Los doce discípulos forman el “Colegio Apostólico”, es decir “misionero”; la Iglesia, en su peregrinación terrena, es una comunidad misionera, pues tiene su origen en el cumplimiento de la misión del Hijo y del Espíritu Santo según los designios de Dios Padre. Lo mismo que Pedro y los demás Apóstoles constituyen un solo Colegio Apostólico por institución del Señor, así el Romano Pontífice, sucesor de Pedro, y los Obispos, sucesores de los Apóstoles, forman un todo sobre el que recae el deber de anunciar el Evangelio por toda la tierra.

Entre los discípulos enviados en misión encontramos a aquellos a los que Cristo les ha conferido un lugar destacado y una mayor responsabilidad, como Pedro; y a otros como Tadeo, del que casi no tenemos noticias; ahora bien, los evangelios nos comunican la Buena Nueva, no están hechos para satisfacer la curiosidad. Nosotros, por nuestra parte, debemos orar por todos los obispos, por los célebres y por los no tan famosos, y vivir en comunión con ellos: «Seguid todos al obispo, como Jesucristo al Padre, y al colegio de los ancianos como a los Apóstoles» (San Ignacio de Antioquía). Jesús no buscó personas instruidas, sino simplemente disponibles, capaces de seguirle hasta el final. Esto me enseña que yo, como cristiano, también debo sentirme responsable de una parte de la obra de la salvación de Jesús. ¿Alejo el mal?, ¿ayudo a mis hermanos?

Como la obra está en sus inicios, Jesús se apresura a dar una consigna de limitación: «No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca» (Mt 10,5-6). Hoy hay que hacer lo que se pueda, con la certeza de que Dios llamará a todos los paganos y samaritanos en otra fase del trabajo misionero.

7 jul 2020

Santo Evangelio 7 de julio 202


Día litúrgico: Martes XIV del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 9,32-38): En aquel tiempo, le presentaron un mudo endemoniado. Y expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente, admirada, decía: «Jamás se vio cosa igual en Israel». Pero los fariseos decían: «Por el Príncipe de los demonios expulsa a los demonios» (…).

¿Todavía existe el demonio?

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI)
(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy hasta causa extrañeza oír hablar del "demonio". ¿Todavía existe? ¡El demonio existió y no dejará de existir! ¿Quiénes son los demonios? ¿De dónde han salido? No son fuerzas anónimas, sino un "alguien": personas que, habiendo sido creadas por Dios para el bien, se han "condenado" eternamente por usar perversamente su libertad.

Estar "condenado" es un eterno y lamentable estado personal en el que el alma no halla gusto en nada, no quiere nada ni a nadie, ni tampoco admite ser querido. Es una auto-expulsión de la capacidad de amar, es el vacío absoluto, en el que la persona vive en contradicción consigo misma y cuya existencia constituye realmente un fracaso. Siendo Dios el Bien, ¿puede Él aceptar esto? Hemos de entenderlo desde la perspectiva divina: su infinita bondad respeta la libertad del condenado, permitiendo que siga existiendo tal como ha elegido existir.

—Señor, Rey soberano, no quiero más libertad que la de servirte; mi único temor es el de contristarte y perderte eternamente.

Rogad (...) al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies

Para la oración personal y comunitaria – Domingo 28 de abril 2019 ...

«Rogad (...) al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies»

Rev. D. Joan SOLÀ i Triadú
(Girona, España)

Hoy, el Evangelio nos habla de la curación de un endemoniado mudo que provoca diferentes reacciones en los fariseos y en la multitud. Mientras que los fariseos, ante la evidencia de un prodigio innegable, lo atribuyen a poderes diabólicos —«Por el Príncipe de los demonios expulsa a los demonios» (Mt 9,34)—, la multitud se maravilla: «Jamás se vio cosa igual en Israel» (Mt 9,33). San Juan Crisóstomo, comentando este pasaje, dice: «Lo que en verdad molestaba a los fariseos era que consideraran a Jesús como superior a todos, no sólo a los que entonces existían, sino a todos los que habían existido anteriormente».

A Jesús no le preocupaba la animadversión de los fariseos, Él continuaba fiel a su misión. Es más, Jesús, ante la evidencia de que los guías de Israel, en vez de cuidar y apacentar el rebaño, lo que hacían era descarriarlo, se apiadó de aquellas multitudes cansadas y abatidas, como ovejas sin pastor. Que las multitudes desean y agradecen una buena guía quedó comprobado en las visitas pastorales de San Juan Pablo II a tantos países del mundo. ¡Cuántas multitudes reunidas a su alrededor! ¡Cómo escuchaban su palabra, sobre todo los jóvenes! Y eso que el Papa no rebajaba el Evangelio, sino que lo predicaba con todas sus exigencias.

Todos nosotros, «si fuéramos consecuentes con nuestra fe, —dice san Josemaría Escrivá— al mirar a nuestro alrededor y contemplar el espectáculo de la historia y del mundo, no podríamos menos de sentir que se elevan en nuestro corazón los mismos sentimientos que animaron al de Jesucristo», lo cual nos conduciría a una generosa tarea apostólica. Pero es evidente la desproporción que existe entre las multitudes que esperan la predicación de la Buena Nueva del Reino y la escasez de obreros. La solución nos la da Jesús al final del Evangelio: rogad al Dueño de la mies que envíe obreros a sus campos (cf. Mt 9,38).

6 jul 2020

La Coronilla de la Divina Misericordia




La Coronilla de la Divina Misericordia


Se utiliza un rosario común de cinco decenas.

1. Comenzar con un Padre Nuestro, Avemaría, y Credo.

2. Al comenzar cada decena (cuentas grandes del Padre Nuestro) decir:

"Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, 
la Sangre, el Alma y la Divinidad 
de Tu Amadísimo Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo,
para el perdón de nuestros 
pecados y los del mundo entero."

3. En las cuentas pequeñas del Ave María:

"Por Su dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero."


4. Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite tres
veces:

"Santo Dios, Santo Fuerte, 
Santo Inmortal, ten piedad de 
nosotros y del mundo entero."

Santo Evangelio 6 de julio 2020


Día litúrgico: Lunes XIV del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 9,18-26): En aquel tiempo, Jesús les estaba hablando, cuando se acercó un magistrado y se postró ante Él diciendo: «Mi hija acaba de morir, pero ven, impón tu mano sobre ella y vivirá». Jesús se levantó y le siguió junto con sus discípulos. En esto, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años se acercó por detrás y tocó la orla de su manto. Pues se decía para sí: «Con sólo tocar su manto, me salvaré» (…).


El cielo no está vacío

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI)
(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy, ante el aparente dictado de los elementos del mundo (la muerte inapelable, una enfermedad incurable), Jairo y la "hemorroísa" oponen una nueva esperanza: ¡Jesucristo! En esta escena se invierte la concepción del mundo —también hoy en auge— que ve lo divino en las fuerzas cósmicas, pero no en un Dios al que se pueda rezar.

No son los elementos del cosmos, ni las leyes de la materia, lo que en definitiva gobierna al mundo y al hombre, sino un Dios personal. La "última palabra" la tiene la razón, la voluntad, el amor: una Persona. Y, si conocemos a esta Persona, y ella a nosotros, entonces el poder inexorable de los elementos materiales ya no es la última instancia; ya no somos esclavos del universo y de sus leyes, ahora somos libres.

—Jesús, contemplándote a ti se afianza en nosotros la confianza de que nada es casual ni fatal en nuestras vidas: hay un Espíritu que en ti se ha revelado como Amor. ¡El cielo no está vacío!

5 jul 2020

Santo Evangelio 5 de junio 2020


Día litúrgico: Domingo XIV (A) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 11,25-30): En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «(…) Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar (…)».


Jesús, el "Hijo de Dios"

REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI)
(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy Jesucristo se nos revela como el "Hijo de Dios". En el antiguo Oriente se había usado este título en el mundo político: el rey era considerado como "hijo de Dios". En Cristo esta expresión va más allá y significa una unión especial con Dios (que se manifiesta en la Cruz y en la resurrección).

Sólo el Hijo realmente "conoce" al Padre ("siente-con" el Padre). "Conocer" comporta "igualdad": la unidad del conocer sólo es posible porque hay unidad en el ser. También la voluntad del Hijo es una sola cosa con la voluntad del Padre. Esto es constante en los Evangelios, pero se presenta de modo dramático en el monte de los Olivos. Allí Jesús toma la voluntad humana y la introduce en su voluntad filial y, de esta manera, la incluye dentro de la unidad de voluntad con el Padre.

—Jesús, te pedimos que, unidos a Ti, el Hijo, "con-sintamos" con la voluntad del Padre y, así, también nosotros seamos hijos.

Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso


Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso»

P. Antoni POU OSB Monje de Montserrat
(Montserrat, Barcelona, España)

Hoy, Jesús nos muestra dos realidades que le definen: que Él es quien conoce al Padre con toda la profundidad y que Él es «manso y humilde de corazón» (Mt 11,29). También podemos descubrir ahí dos actitudes necesarias para poder entender y vivir lo que Jesús nos ofrece: la sencillez y el deseo de acercarnos a Él.

A los sabios y entendidos frecuentemente les es difícil entrar en el misterio del Reino, porque no están abiertos a la novedad de la revelación divina; Dios no deja de manifestarse, pero ellos creen que ya lo saben todo y, por tanto, Dios ya no les puede sorprender. Los sencillos, en cambio, como los niños en sus mejores momentos, son receptivos, son como una esponja que absorbe el agua, tienen capacidad de sorpresa y de admiración. También hay excepciones, e incluso, hay expertos en ciencias humanas que pueden ser humildes por lo que al conocimiento de Dios se refiere.

En el Padre, Jesús encuentra su reposo, y su paz puede ser refugio para todos aquellos que han sido maleados por la vida: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso» (Mt 11,28). Jesús es humilde, y la humildad es hermana de la sencillez. Cuando aprendemos a ser felices a través de la sencillez, entonces muchas complicaciones se deshacen, muchas necesidades desaparecen, y al fin podemos reposar. Jesús nos invita a seguirlo; no nos engaña: estar con Él es llevar su yugo, asumir la exigencia del amor. No se nos ahorrará el sufrimiento, pero su carga es ligera, porque nuestro sufrimiento no nos vendrá a causa de nuestro egoísmo, sino que sufriremos sólo lo que nos sea necesario y basta, por amor y con la ayuda del Espíritu. Además, no olvidemos, «las tribulaciones que se sufren por Dios quedan suavizadas por la esperanza» (San Efrén).